domingo, 18 de noviembre de 2012

El reto de plantar árboles a ciegas otro año más



Tal vez recuerdes que hace ahora un año, compartí mi primera experiencia con BBVA, con su maravillosa gente de Voluntarios y con su excelente organización. Participé, entonces, junto con Elena, en una jornada de reforestación y poda en la Casa de Campo.
Este año quise repetir, naturalmente, más aún después de haber estrechado amistad con algunos de ellos y haberme apoyado tanto en la difusión de mis Huellas.
Pues bien, hemos ido a la Pedriza (¿a la Pedriza? Si allí no hay más que piedras que por algo tiene ese nombre), cerca de Manzanares, a poner ese granito de arena en el afán por dar vida a nuevos árboles con su fuerza y su magia.
El día ha salido muy lluvioso, ¿pero qué importa si con ellos la luz es camaradería y afecto?
Os cuento mi experiencia:
Iba algo reticente puesto que mis queridas Carmen, Nuria y Elena no me acompañarían. ¿Sabría llegar desde el Metro al punto de encuentro en pleno paseo de la Castellana? Una guapa joven ha tenido la bondad de acompañarme desviándose de su itinerario al trabajo. Se lo he agradecido de corazón porque el tema lo veía negro y ya ves, la cosa empezaba bien.
Enseguida Diego, el primero, y luego Joaquín y Javier y Psu mujer y Paco y Teo y más y más me han acogido con la naturalidad que ellos lo hacen siempre, con ese cariño de quien quiere de corazón.
Hemos arribado en medio de la lluvia, nos han repartido chalecos corporativos y hemos buscado la esplanada, en la que tantas pelis de aventuras se rodaran, para hacernos la foto defamilia.
Nos hemos dividido en grupos y los de Refvoresta nos han dado una pequeña explicación de cómo proceder.
Una azada, cepellones de encinas y robles, y los tutores de plástico han sido los elementos necesarios. Y a partir de ahí, a cavar agujeritos.
Claro, ¿cómo este ciego lo va a hacer? Si no ve dónde ha de hincar la azada, ni si la está utilizando como se debe. En fin, Javier me ayuda. Trato de hacer lo posible pero me siento frustrado, me resulta muy difícil, lo intento y algo hago, pero muy poco mientras compruebo cómo otros y otras lo hacen de maravilla.
Quiero poner buena cara, sonreír y mostrar actitud positiva, pero me duele no ver para hacerlo mejor, para completar todo el proceso. Me asalta cierta frustración.
Hay que hacer el agujero, poner el cepellón, enterrar la mata a la altura adecuada, meterle el tutor de plástico que la protegerá y circundarla con una especie de alcorque para que el agua se remanse.
Que sí, que algo he hecho, pero…
He tocado, en todo momento acompañado de Javier, setas, he olido jaras y he escuchado el sonido del agua en cascada. Muy bien.
Y luego, lo que ha compensado esa frustración, he tenido el regalo del sincero cariño de quienes, no han visto en mí una carga, sino a un amigo. Y eso es muy hermoso, muy grande.
Hemos comido de maravilla, me han embarcado como jurado de un concurso de redacción para niños y hemos regresado, yo con emociones contrapuestas, al punto de origen donde una entusiasta multitud de adolescentes jaleaban a la estrella cinematográfica del momento: Mario Casas. ¿Sería a éste al que piropearían o sería a nosotros que llegábamos hechos unos aventureros plantadores de árboles?
Acompaño fotito hecha con mi flamante Iphone como muestra.
Gracias por dejarme estar allí y hacer que mi ceguera no sea oscuridad sino luz con nombre de acogida y cariño.
Ah, y nos han obsequiado con una brújula, muy bonito. ¿Cuál será mi Norte? ¿Adónde me encaminará? ¿Qué imán la hará vibrar? ¿Tendrá curvas mi Rosa de los Vientos?
Vivir para ver.
     

4 comentarios:

Rosa María dijo...

Bertiño, me tienes más sorprendida cada día. Yo que siempre estoy agobiada y tú, a golpe de bastón blanco te corres España y medio mundo. Me encanta que seas un icono de valor.
Un besiño para repartir con nuestra amiga Elena.
Rosa María Milleiro

Alberto dijo...

Rosa, no creo que sea merecedor de ser calificado de icono, qué va qué va. Sólo que me gusta hacer cosas y luego contarlas para ser estímulo.
Ya reparto ese besiño tuyo con Elena.
Feliz semana y a seguir aportando luz.
Besiños también para ti.

Rosa Sánchez dijo...

Hola Alberto: cada día que pasa eres un poquito más "incombustible" que el día anterior... nunca dejas de sorprendernos.
Tras el esfuerzo de ese día, me alegro que os dieran bien de comer, como está mandado, así el año que viene repetiréis experiencia, je, je...
Respecto a tu rosa de los vientos, si algún día pasa cerca de aquí ya te diré si tiene curvas e incluso el perfume que usa... que seguro que es una delicia.
Un beso de luz.

Alberto dijo...

Rosa, no te creas que es para tanto, que no soy tan incombustible, debe ser que me ves con buenos ojos.
La verdad que sí, repetiremos al año que viene.
Y sí, espero que me cuentes cómo es la Rosa de los Vientos y si huele a mar alicantino o a flor de jardín.
Cuídate y buena noche.
Beso de luz también para ti.

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