Es verdad, hoy es san Joaquín y santa Ana, abuelos de Jesús
y, por ello, día declarado de los abuelos.
Vaya este pequeño escrito mío en su homenaje y recuerdo. Los
míos ya partieron al país de los sueños pero siguen vivos en mi memoria y
corazón.
Recibí el otro día una de esas composiciones, que circulan
por el mundo virtual, con música, imágenes y texto en relación a este tema. De
lo que en ella se decía me quedo con:
“Amamos las catedrales antiguas., los muebles antiguos.. las
monedas antiguas.. las pinturas
antiguas.. y los viejos libros..
pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y espiritual de los ancianos.
Hay que estar agradecidos de nuestra edad. pues la vejez es
el precio de estar
vivos.
Un día morirás, pero jamás habrá fuerza capaz de detener a
quien sueña, a quien construye aun sobre las cenizas, a quien ama., a quien
espera de la vida el momento mágico de una ilusión, a quien no olvida que el
tiempo pasó, si… pero.. ¡no se llevó consigo su corazón!
Por tanto: sueña, construye, ama, espera y … no
permitas sentirte como un inútil viejo.”
Mis abuelos se llamaban Gloria y Benito, los paternos; y
Susana y Alejandro, los maternos.
A Gloria, la madre de mi padre, apenas si la recuerdo. Murió
cuando yo tenía 4 años. Entre la niebla de mi memoria vislumbro su cuerpo
metido en una oscura caja.
A Benito, el padre de mi padre, sí le recuerdo bien. Con su
gayata, su bola en el cuello que tanto me gustaba y sorprendía, su pasión por
los dulces. Murió cuando yo tenía 14 años y tanto le quería que quise que el crucifijo
de su ataúd fuese mío como recuerdo.
Susana, la madre de mi madre, la recuerdo con su delantal de
cuadritos blancos y negro, con su moño y preparándome aquellas meriendas
sublimes a base de rebanadas con pan untado en mermeladas hechas por ella o en
vino y azúcar. Con ella jugué muchas veces a las cartas igual que ahora Isabel,
mi sobrina pequeña, lo hace con su abuela (mi madre).
Y a Alejandro, lo recuerdo bien, claro. Murió tan solo hace
dos años (ya escribí algo en su recuerdo) con su sonrisa, su memoria, sus
expresiones y sus detalles.
Ah, mis abuelos que
se preocuparon tanto por lo que sería de mí, porque me enseñaron y acompañaron
cogiéndome de la mano. Por tanto.
Y si las sociedades antiguas tanto respetaban a los ancianos
como a los sabios que las guiaban. Y si ahora los ancianos se han convertido en
elementos fundamentales en el cuidado y acompañamiento de los niños. Y si tanto
se dice que son fuente de ternura y cariño para los nietos.
Y si todo eso suponemos que es así, ¿por qué hay tantas
personas mayores solas en los bancos de los parques en las ciudades? ¿Por qué
hay tantas personas mayores que se sienten aparcadas como trastos viejos?
Es verdad, a veces, uno no es capaz de escucharles aun
sabiendo todo eso y valorándoles, es verdad que a veces uno piensa que se
vuelven pesados o que no encajan en este mundo de prisas y modernidades. Pero,
¡cómo me gustaría que con mi actitud alguna de esas personas mayores que tan
solas y derrotadas se sienten, pudiesen tener aún un poquito de luz gracias a
mí!
7 comentarios:
Bonito día. Yo tengo en mi blog a San Joaquín y a Santa Ana con su hija María. Es una estampa muy bella.
Un abraciño,
Rosa María Milleiro y Feliz día a todos los abuelos/as
http://poemas-rosamariamilleiro.blogspot.com.es/
Querido Alberto, me recuerdo que el 2010, cuando estuve en Barcelona y Madrid, me enteré la importancia de los abuelos en la sociedad española. Claro, una guardería es carísima, como estaba la cosa entonces ( y sigue peor hoy)la única posibilidad eran los abuelos. Así sus hijos podrían trabajar tranquilos para que el dinero les alcanzara.
La cosa sigue igual de fea o más, verdad?
Ay benditos abuelos!! unos los cría y los abuelos los "malcrían", es el dicho, jajajajajaj!
Bendiciones para ellos!!
un gran abrazo y me ha encantado esta entrada!
Ali
Rosa Mª dice mucho de ti tener esa imagen en tu blog. Sí debe de lucir bonito.
Feliz día de viernes para ti y que se dé bien.
Besiños de ojos en el alma.
Ali, sí; aquí las cosas están peor, claro.
Me alegro de que te haya gustado la entrada pero sigo preguntándome lo mismo. Si son tan importantes, ¿por qué se sienten solos?
Besitos de luz veraniega.
¡Vivan los abuelos! Tienes razón, deberíamos preocuparnos más de ellos. Igual que los niños antes eran de todos y todos podían reñirles si se portaban mal (riñe ahora a un niño que esté arrancando flores en el parque y se te echan encima los padres) o darles un vaso de leche, también antes los abuelos eran de todos. Pero ahora, con esta sociedad tan individualizada, en la que cada uno va a su rollo y en la que se han perdido muchos valores, parece que ya ni los niños ni los abuelos son nuestros. A veces, incluso, ni los de nuestra propia sangre.
Anca, totalmente de acuerdo.
Cuando tanto queremos tener y queremos tenerlo ya, que sea nuestro, resulta que a los abuelos ni los queremos tener, a veces, ni querríamos que fueran nuestros. Otra de las grrandes paradojas de estos tiempos.
Bueno, siempre estamos los que distinguimos lo que merece la pena tenerse o lo que no, bueno al menos lo intentamos.
Besitos de luz.
Alberto, una maravilla de entrada, rebosante de ternura... me uno al reconocimiento a los abuelos, y al respeto a su memoria y cariño.
Yo tampoco tengo ya abuelos, a dos de ellos ni siquiera los llegué a conocer, a los otros dos sí... y no podría entender una vida sin abuelos ¿verdad?
Mil besitos gordotes
hola querido Alberto hoy llego yo antes que tu.tienes unas preciosas fotos ...deseo que estes muy bien de salud y que pases feliz demana...con admiración y cariño un abrazo
Marina
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