Que tengáis una buena semana.
Otro año más la piel sale de su cápsula de lanas
y paños para mostrarse esplendorosa, ufana. Brazos, torsos, espaldas,
piernas... todo un despliegue de sedosidad atrayente.
Otro año más, las pisadas cambian su tono de
nuevo para hacerse audibles, rítmicas. El son de tacones graves,
pesados, huecos se muda en otro tintineantes, ágiles, agudos.
Otro año más, en fin, esas señales se emiten
nítidas y atrayentes para quien tanto desea recibirlas y, con ello,
alegrar su oído y prender su imaginación. Seguramente para muchos, la
mayoría, pasarán desapercibidas.Pero para él, no
Sixto Torres pasea su ceguera por una
cotidianeidad ilusionada en calles, centros de ocio y medios de
transporte. Lo hace, regido por su voluntad y deseo de superarse.
Sixto Torres maneja su bastón con habilidad de
bailarín aunque, no por ello, deje de tropezar o golpearse. ¡Son tantos
los obstáculos que le salen al encuentro!
Pero hoy, este adalid del bastón blanco tiene un nuevo aliciente: volver a fantasear.
Es verdad, ha regresado el calor a la ciudad de
manera espontánea y apresurada. Tanto tiempo aguardando su arribada y ya
está aquí.
¿Será como siempre? _se dice_ ¿Las féminas
volverán a lucir desnudeces, hermosuras? Ah, si viera... Qué lástima no
hacerlo. Cómo se van a poner otro año más los que ven. ¿Y él? Él, nada.
¿O sí?
-Caballero, ¿quiere darme la mano?
-Uy, sí; cómo no. ¿La mano sólo? Jejjeej
-Sí, la mano.
Una mano fina y dulce se la toma. Y... ¿Cómo creerlo?
Esa mano fina y dulce guía la de Sixto Torres por su cuerpo: su melena, su rostro, sus curvas...
¿Es verdad? ¿Es posible? Qué gusto. Si ver no verá, pero su mente le hace chirivitas ese primer día de calor primaveral.
¿Y si le dijera que detenga su mano en...?
OOOHHHH. Si es que era una escultura que hay en
la plaza y que hoy le ha dado por echarle un tiento. Al menos, piel no
tocará, pero alabastro... alabastro que no le falte. ¡Y qué suave? ¿Y
qué fino es? Aunque, si no tuviese tanto polvo,
ya sería la leche. Y mira que tener él que limpiarle el polvo a la
escultura de la Madona del cántaro. Si al menos se lo pudiera ...
En fin, vivir para ver.
9 comentarios:
en fin...serán cosas de otra primavera fogosa.
besitos, alberto
Alberto, qué inspirado has venido de Bilbao... Esto promete, Alberto, esto promete, je, je...
Me ha encantado tu relato, en serio: me ha resultado sorprendente porque tiene un enfoque diferente al habitual (¡en Bilbao ha debido hacer bastante calor! ¿verdad? je, je), y atrevido porque nadie como Sixto Torres para hacer que vuele nuestra imaginación, haciéndonos disfrutar viendo las cosas a su manera.
Para sacarte en hombros, de verdad.
Me alegra saber que estás ahí de nuevo.
Un abrazo!
Que vuelves a las andadas, Alberto, que echamos de menos el saber qué te parecen nuestros comentarios, je, je, je.
Bueno, espero que tu ausencia de respuesta esté motivada por una buena razón. ¿Has descansado ya de tu agotador y emocionante viaje? Espero que sí, y si no, tranquilo que pronto se nos echa encima otro fin de semana.
¡Saludos!
Sí, Rayuela. Es lo que tiene la primavera y la fantasía.
Aunque para ti ahora sea otoño.
Bueno, gracias y que estés bien.
Besósculos profesorósculos.
¿Andadas, dices? Si más bien lo que estoy es sentado. Que no paro.
No digas eso de sacarme a hombros, no sea que te vaya a provocar una hernia.
Pues sí, el calor y demás hacen que uno quiera enseñar a mirar de otra manera.
Bueno, que Bilbao será inolvidable ya siempre para mí.
Y que Sixto pueda, al fin, darse el gustazo de ver no sobre alabastro sino sobre seda.
Escribe, escribe Rosa.
Besitos espectantes.
Je, je, je, no pensaba sacarte a hombros yo sola, Alberto.
Estoy escribiendo, ahí en la brecha.
Un abrazo.
Rosa, ¿me puedes decir dóde se encuentra la brecha? ¿Qué lugar es ése? ¿Está cerca de tu casa? uuujuuuummm.
jejjejejej
Bueno, que la brecha sea un buen lugar para escribir, fresquito, sombreado y acogedor.
Buen fin de semana.
Besitos de luz.
Que tiemblen las estatuas (y las mozas) de Madrid, que allá vas... ¡Ja, ja!
Ana, Ana. jejejeje. Menos lobos, que ya ves... yo no me como ui una rosca ni un mal roce. Así que las estatuas madrileñas y las mozas pueden andar bien tranquilas. Y si han de temblar no será popr mi causa, si acaso por algunas otras tocadas. jejejejej.
Besitos ingeniosos y de humor.
Cuídesemele.
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