jueves, 3 de noviembre de 2011

Mi último viaje: por tierras catalanas

Por fin puedo compartir una nueva experiencia viajera, otro periplo, otro viaje aprovechado intensamente..
Al hilo del puente de Todos los Santos quise conocer personalmente, ponerle voz y cercanía a otra de esas personas buenas con las que cuento como seguidoras de mis andanzas, otra excelente amiga, Trini. Para ello me desplacé a la comarca del Bajo Ampurdán, en Gerona y, de paso, visité la capital (que no conocía y tenía gran interés en hacerlo) además de volver a pasear por Barcelona descubriendo nuevos rincones y espacios.
Llegar a una estación de tren y ser recibido con la alegría de un reencuentro es maravilloso.
Intercambiarnos productos que simbolizan cariño, ganas de proporcionar felicidad e ilusión es muy hermoso y emocionante.
Y percibir la calidez de la complicidad y ser aceptado te llena, te hace sentir pleno.
Paseamos, con el permiso de una lluvia que cedió su lugar a un sol otoñal luminoso y que quiso dejarnos vía libre para disfrutar y empapar los sentidos de naturaleza viva. Degustamos ricos manjares que se enaltecen al ser compartidos, desde esa ensalada otoñal con higos y setas hasta esas castañas asadas pasando por un entrecot soberbio y un atún exquisito hasta , cómo no, por dulces sublimes con nombre de galletas de mantequilla caseras, piña a la catalana (medio tronco vaciado y llenado con crema catalana y trocitos) hasta el bisbalenc o brasset de creme).
Y pisamos lugares en los que la historia fue presente haciendo que se estimule la imaginación, al tiempo que te hace sentir protagonista. Evocar a aquel médico ciego
Que fuera personaje de novela, a la época medieval o a aquella actividad cultural de un tiempo tan atractivo y rico como fue la segunda mitad del siglo XIX.
Desde una visita guiada por el Gran Teatro del Liceo y la Sagrada Familia, además de estar en el parque de La Ciudadela en Barcelona; el paseo por la judería gerundense (con sus callejuelas y la casa de Isaac el ciego, hoy museo) y la entrada a la catedral, su puente sobre el Oñar, diseñado por Eiffel y el centro histórico, con su muralla y plazas, repletas de animación; hasta la playa de L’Estartit, con su rompeolas y su puerto deportivo; pasando por Corsá y sus árboles, además de sus casas centenarias;La Bisbal, con su castillo, pastelerías y tiendas de cerámica, y antigüedades; y Palau-sator, con un restaurante en el que comimos como los reyes y su torre del reloj fueron todos ellos lugares contemplados con deleite e intensidad.
Unos días, en definitiva, vividos en plenitud, que han dejado huella imborrable en mi memoria, otro noviembre mágico que no olvidaré.
Sensaciones de emoción, goce, descubrimientos, momentos inolvidables. El agua fluyendo impetuosa por ríos y ramblas, los olores acentuados,el silencio en el campo.
Las anécdotas que adornan todo ello: desde ese vigilante que se las da de perspicaz ingenioso al creer que necesito el paraguas para apoyarme en él (como si cualquier cosa valiese de bastón y no importase que fuera cogido de un brazo amigo) en la exposición de un representante del modernismo, las calabazas que ay en la entrada del restaurante donde nos dimos un gustazo (como si creyesen que lo que allí se da no es amor sino…), los pequeños cangrejos que se ponen en guardia levantando sus pinzas a nuestro paso, la reivindicación que hago en el Liceo para que se disponga de audiodescripciones en sus instalaciones, una vez más las maquetas parapetadas en vitrinas que me las hacen inaccesibles, en fin lo de siempre, una cola que nos saltamos por aquello de que los cieguecitos ya que no podemos ver, al menos no tenemos que esperar o un cerrojo con forma de culebra con su boquita y todo.
Así pasaron cinco días especiales, cinco días que mitigaron el sentimiento de soledad del que hablaba la pasada semana y que fueron toda una esperiencia. ¿Cómo darles las gracias a quienes la hicieron posible?

4 comentarios:

Piedad dijo...

Hola, alberto. ¡Que cerca hemos estado el uno del otro!
Han sido pocos días pero por lo que veo muy aprovechados. Me alegro que así fuera.
¿Sabes? El otro día estuve muy contenta de oír tu voz al otro lado del teléfono, espero volverla a oír otro día y mientras ese día llega, te dejo un cordial saludo con todo mi afecto.

mito dijo...

Pues querido amigo, las gracias ya nos las diste con tu grata compañía. Fue un placer acogerte en nuestra casa de Barcelona y en la de l'Empordà. Y por fin te presentamos a Trini con la que compartimos un rato muy agradable. Sin duda, esperamos que se repita tu visita aunque "las mínimas sean muy mínimas".
Un abrazo.

Momentos dijo...

Me fascina tu manera de describir las cosas que percibes. Besos

Mercedes Pajarón dijo...

Las gracias te las tenemos que dar Mito y yo por haber venido a vernos y querer compartir con nosotros tantos momentos felices.
¡Vuelve prooooontooooo!
Un besósculo añorósculo!

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