Estos días en que se recuerdan, yo también lo hago, a esos seres queridos que nos han dejado, por medio de flores y lamparillas encendidas, quiero invitaros a que vosotras y vosotros también encendáis una luz en vuestras vidas.
Con mucho cariño y gratitud por estar siempre ahí, a mi lado.
Dos seres unidos, de alma pura y corazón noble. Qué importan sus rostros, sus destinos o que sean hombre y mujer, que uno _o los dos_ sean ciegos, unen sus manos entorno a una vela. Tal vez no la vean, pero sostienen unallama encendida. Esa lumbre les dará calor cuando el invierno de la tristeza o la escarcha del dolor quiera envolverles.
Se preguntan dónde depositarla, se inquietan por si se apagará o no, y lo que no saben es que da igual. Lo esencial es que con ese pequeño gesto la mecha se ha quedado prendida, prendada, de sus corazones. Siempre permanecerá viva. Bueno, siempre no. Sólo siempre si saben alimentarla con entrega, miradas cómplices y sonrisas regaladas al aire.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Dos manos y una luz
Publicado por Alberto en 2:55 p. m.
Etiquetas: Dedicatorias
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Todos lo hacemos Alberto, sin duda, es una fecha en que se agudiza nuestro recuerdo, ese que llevamos cada día en el corazón, ahí donde también llevamos la lamparita encendida...
Sujeto ¡por supuesto esa lámpara aquí en tu Tiflohomero! y entre nuestras manos, haremos que nunca se apague ...porqué ya la llevamos en nuestros corazones.
Besito volado.
Pero dos manos y una luz...¿no hacen un solo corazón? Pienso exactamente lo mismo que Brujita.
Un gran besósculo.
Alberto, en el mundo desde mi escoba te espera algo para recoger de mi cosecha...
Besito volado.
¿Dos manos y una luz o cuatro manos y una luz? Bueno, un abrazo.
Publicar un comentario