Cuando emprendes un viaje que has planeado con ilusión y cuidado te planteas lo que conseguirás con ello: aprender nuevas costumbres, disfrutar de la vista y los sentidos, crecer interiormente…
En el que he hecho yo este fin de semana a Teruel cabría decirse que ha sido un viaje a la nostalgia.
Recordar lo que viví intensamente, saber que hay personas que me añoran, que se admiran de mis pequeños triunfos… Todo eso, os aseguro que es muy hermoso y gratificante.
Salí el jueves para una estación, la de Méndez álvaro en Madrid, que no conozco y que es muy difícil de abarcar para una persona ciega. Y voy y una chica me ofrece su ayuda, pero no sólo eso, no se limita a ofrecerme su brazo, sino que me acompaña hasta que sale el autobús. Parece que estas cosas sólo suceden en las películas o en las novelas, pero es cierto que la realidad siempre supera a la ficción. En fin, toda una anécdota. Coincidimos en nuestros gustos radiofónicos y en la visión de la enseñanza integrada. Para Mari carmen, una vez más gracias por su calidad humana.
Llego a Teruel, me va a buscar otra gran persona, Loli. Hemos de recuperar tiempo de tertulia, de confidencias y de recuerdos.
Otra anécdota: me dan la misma habitación en la que viví/residí más de cuatro años. Me emociona que aún´recuerden cuál era.
Siento que el tiempo retrocede.
Viernes y sábado por las mañanas paseo cogido del brazo de Loli, hablamos, hablamos, me cuenta sus proyectos y yo le digo que la complicidad de antaño no es posible alcanzarla ahora porque todos hemos cambiado.
Como, con los padres de mi mejor amigo, al que tanto le debo, también es un retorno. Y ceno con otros compañeros con los que vuelvo a compartir añoranzas, recuerdos y compruebo una vez más que soy recibido con la alegría del que ha dejado huella.
Dos niñas, Lucía y Mª Elena no entienden cómo alguien que no ve no se mete la comida por las orejas y cómo las mira sin saber dónde están.
El sábado por la tarde cumplo con otra deuda que tengo en Teruel: visitar a las monjas que tanto me ayudaron y que aún rezan por mí. Ellas son ya muy mayores y sé que agradecen mi visita, es lo menos que puedo hacer con todo lo que me entregaron.
Loli me presenta a una persona muy especial para ella, me pide opinión. Ojalá acierte. Es trabajador, honesto y con la autenticidad de los hombres del campo.
El domingo por la mañana a misa en la iglesia del Salvador, una eucaristía muy bonita, para niños pero con un mensaje claro: “id hacia delante pendientes del cielo, pero mirando a la tierra que pisamos”. Dios nos ayuda pero somos nosotros quienes debemos hacernos merecedores de su ayuda.
La vuelta en autocar discurre mejor de lo previsto, sin atascos.
Este bosquejo no pretende ser una descripción turística de Teruel, sino un diario de sentimientos: emoción, gratitud, afecto, sentirme querido, ser uno más.
A todos los que hicieron que me sintiese feliz, gracias. He visto que merece la pena entregarse, ayudar, ser amable, hacer el bien sin pretensiones, sencillamente.
lunes, 5 de mayo de 2008
Un viaje inolvidable
Publicado por Alberto en 10:38 p. m.
Etiquetas: दे De viajes
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1 comentario:
Me alegro de que lo pasaras tan bien con gente querida y que te quiere. ¿Viviste en Teruel?
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