domingo, 25 de mayo de 2008

Nuestros primeros pasos

Antes de que algunos primates comenzaran a caminar sobre dos piernas, se produjo una alteración climática muy importante que provocó la reducción del área
forestal y la aparición de la sabana en el continente africano. El hábitat de los primates cambió radicalmente y por vez primera se encontraron ante la
necesidad de salir de su bosque para encontrar alimento en zonas forestales más alejadas. Se vieron obligados a desplazarse durante largas horas bajo el
sol por un paisaje hostil, desconocido y lleno de peligros: la sabana.
Está comprobado que andar erguido, aunque sea más lento y menos ágil, consume mucha menos energía que andar a cuatro patas. Además, existe una segunda ventaja:
la verticalización del cuerpo permite una mejor regulación de la temperatura corporal. Un individuo puesto de pie recibe menos radiación solar, sobre todo
cuando el sol está en lo alto, que un cuadrúpedo. Además, al separar el cuerpo del suelo se aleja del foco de calor que éste representa y se beneficia
de las brisas para refrescar el cuerpo.
Al reducirse las áreas forestales (el hábitat de los primates) se redujeron también los bienes alimenticios y aumentó la competencia entre animales. Al
mismo tiempo, aparecieron nuevos recursos que favorecieron a las especies herbívoras.
El cambio de nicho ecológico provocó que nuestros antepasados tuvieran que buscar otro tipo de alimento para no extinguirse. Una de las nuevas riquezas
alimenticias que adoptó, dada su abundancia, fueron las semillas duras de las plantas gramíneas. Curiosamente, los primates tenían que ponerse sobre dos
patas para comérselas, una postura que muy probablemente facilitó el desarrollo del bipedismo.
Otro factor que posiblemente impulsó la evolución del andar erguido fue la necesidad de mejorar los sistemas de defensa ante los peligros que podían encontrarse
en los espacios abiertos. Los sistemas de cooperación defensiva beneficiaron también al progreso y refuerzo de las relaciones sociales.
Una vez la sabana se integró en la vida de aquellos homínidos, el bipedismo se vio acelerado debido a las ventajas que proporcionaba: permitía liberar las
manos para transportar alimentos, crías o armas (palos y piedras); permitía una mayor visibilidad del entorno sobre las altas hierbas para así poder defenderse
mejor y, además, el porte erguido suponía una cierta capacidad de intimidación sobre algunos predadores.
El bipedismo fue una genial adaptación evolutiva ante un ambiente que cambiaba. Los bosques iban siendo desplazados por las sabanas, los árboles empezaban
a escasear; ya no era posible moverse de un lugar a otro saltando de rama en rama. Para encontrar alimento era necesario desplazarse por el suelo. La postura
erecta ofrecía muchas ventajas en la sabana. Después, se convirtió en el primer gran paso hacia el desarrollo de la inteligencia.

1 comentario:

Merche Pallarés dijo...

Muy interesante tu explicación de por qué somos bípedos... Besotes, M.

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