sábado, 9 de noviembre de 2013

Porque no hay 2 sin 3, vuelvo a plantar árboles con BBVA

Regreso ahora, feliz como siempre, de lo que, para mí, constituye una de las actividades estrella que llevo a cabo a lo largo del año y bien sabéis que son muchas las que realizo. Pues, sin duda, la de participar en la plantada de árboles que organiza la Oficina de Voluntarios de BBVA, siempre tendrá un rincón especial en mi corazoncito. No hay duda: no me la puedo perder. Cómo lo iba a hacer si voy tan bien acompañado de Elena y me tratan con la pleitesía de un duque.
Además que coincidiera con el día de la patrona y que fuera en Villannueva del Pardillo, aún lo hacían más necesario (por aquello de que algo tenga que ver con mis apellidos segundo y tercero, jejejej… “Pardo es a Pardillo como…”).
El día ha resultado espléndido de radiante sol, nada que ver con el aguacero y el barrizal de 2012. Claro, que eso ha hecho que la tierra estuviera más dura y hubiera que darle más duro a la azada.
Tampoco es cuestión de presumir de cavador, no vayáis a pensar. Como siempre digo, me resulta muy arduo el tema de cavar por la falta de costumbre y por la ceguera, pero algo hemos hecho.
No me gustaría repetirme y volver a contar, cual desmemoriado cegatón, las mismas batallitas de Abuelo Cebolleta de cada año, porque además, siempre hay algo distinto que lo hace especial.
Pero sí, me siento en la necesidad, como siempre, de resaltar el cariño y la naturalidad con que soy acogido.
Eso de llegar y subir al autobús que nos trasladaría y ser aclamado y obsequiado con besos y apretones de manos por doquier, es algo fantástico.
Que Diego Cruz, el gran Dieguito, el máximo responsable del evento, tenga la delicadeza de reservarme sus atenciones en medio del tinglao que resulta mover a 230 personas, coordinar la plantada y mantener las relaciones institucionales de rigor, es un lujazo que emociona de verdad. Que me presente a la concejala de Medio Ambiente del pueblo como el mejor voluntario, junto con Elena, y nos pondere ante ella y ante quien se tercie, es una pasada.
Hemos plantado en lo que fuera un antiguo vertedero, más de 600 brotes de encinas, salpicadas de romero, majuelos y otros arbustos. Ojalá que un día pueda pasear por ese lugar, porque será un encinar agradable y lo sentiré como un poco mío. Ya sé, igual tiene que ser cuando las ranas críen pelo, jejejej, pero… quién sabe.

Ya se ha perdido la novedad del primer año, pero no así mi entusiasmo e ilusión.
Rodrigo, un niño de 7 años, que ganara el premio de redacción el pasado año, me cuenta chistes y demás, mientras yo a la vuelta, le obsequio con una seta de Pedo de Lobo, bonito nombre, al tiempo que le susurro que a qué me va a invitar para que vote su relato, jajaja. Me cuenta su madre, cómo está alucinado con mis mañas y cuentos. Es majísimo y le animo a que siga tan espabilado y simpático.
Reencuentros con estupendas personas, encuentros con otras nuevas, calidez y calidad humanas a espuertas.
Copiosa comida, vuelta entretenida. Día completo.
Emociones al tocar la tierra desgranándose entre mis dedos, sensaciones al sentirme tan querido, al saludar a directivos de un señor Banco, mostrándome su sencillez y afecto, alegría de la buena al compartir mis chanzas que hacen reír… “…si me invitas a cenar, no olvides prepararme esa tarta de zanahoria tan rica, lo digo por aquello de que la zanahoria dicen que es mu buena pa la vista, jajajja”, mientras los técnicos /a explican el proceso de plantado como cada año, yo digo por lo bajo _cuando habla la chica_: “a ver a mí cómo me explica cómo la tengo que meter, jajajajaj”… En fin, otro año más, otro día redondo.
A aguardar a 2014 que espero seguir dando color y poniendo el ojo en la azada o yo qué sé, creo que era al revés. Jajajaj.
Gracias a Elena por haberme introducido en esta aventura reforestadora, gracias a quienes hoy han vuelto a ser ojos y guías para mí, y gracias a los Voluntarios de BBVA, con Joaquín y Diego, a la cabeza, por hacerme el regalo maravilloso de poder ser partícipe de esta actividad.

1 comentario:

amelche dijo...

Hala, a plantar árboles, que el medioambiente lo agradecerá. Y nosotros también. Un abrazo.

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