miércoles, 20 de noviembre de 2013

Participo en mesa redonda sobre las personas sin hogar

Mesa redonda: “Personas sin hogar y salud”

Comparto mi participación que llevé a cabo, en la tarde del día 19, en la mesa redonda en torno a las personas sin hogar y los problemas de salud que acarrea semejante drama (problemas de salud física, pero más aún, mental).
Fue, para mí, una nueva oportunidad de ir conociendo con mayor detalle la labor que realiza Cáritas y, más concretamente, en el ámbito de la vicaría IV.
La mesa redonda, conducida por el responsable del Cedia nos transmitió algunos mensajes claros, encaminados a la sensibilización de quienes reciben las demandas de ese colectivo.
Se proyectaron dos interesantes vídeos, uno que da soporte a la campaña de este año “Nadie sin hogar, nadie sin salud” y otro que nos invita a reflexionar sobre qué y a quién miramos.
Se estructuró en varios apartados: fotografía del drama (número de afectados, causas, secuelas), el papel a jugar por las parroquias en torno a la detección, prevención, acompañamiento y sensibilización, y se describió la labor del Centro de Acogida (Cedia) relatando su organización y acciones.
Se estima que, en Madrid, existen entre 2500 y 4000 personas en esta situación, cifra que va aumentando progresivamente.
Se expuso una visión pesimista del futuro, debido a razones estructurales y sociales, derivadas en buena medida de los recortes que está trayendo la crisis actual y las medidas que se están adoptando en torno a la atención sanitaria, disminución de recursos, etc.
Se puso en valor, a través de un par de anécdotas, la importancia que este tipo de personas da a contar con algo más que cubrir sus necesidades básicas:
Aquel mendigo tan pobre que no tenía nada y que recibió dos monedas, monedas que invirtió, una en comprar comida; y la otra, en adquirir una flor hermosa. Cuando alguien extrañado, le preguntó por qué lo había hecho, él dijo:
-Necesito la comida para tener con qué vivir, pero necesito la rosa para tener por qué vivir.
Y lo bien que se sintieron aquellos indigentes del Cedia que hicieron el Camino de Santiago y en los albergues eran como los demás, no seres etiquetados con el estereotipo de la mendicidad, sino unos peregrinos más.
Me gustó que se incidiese en conceptos como la luz de la esperanza, también para estas personas, y lo que miramos en nuestro deambular cotidiano. Por mi experiencia de ciego total, sé algo de estos aspectos: a alguien como a mí, también se me prejuzga y etiqueta, acarreándose la injusticia de excluirme por ello. Y es indudable que lo que no se ve, no existe. Estamos tan bombardeados de tanta información que nos estamos olvidando de ver con el corazón, dando preponderancia a lo aparente y a la imagen externa.
Y si cierto es que, los discapacitados lo sufrimos, cuánto más lo han de padecer los Sin Techo.
Me resultó muy interesante y necesario abundar en este tipo de acciones informativas y de sensibilización ante las dimensiones sociales y humanas de quien se ha visto abocado a vivir en la calle, sin nadie que le ayude y dé ese calor de cariño y comprensión que todos necesitamos.
No sé, tal vez por mi ceguera o por mi carácter sé bien de lo importante que es, más allá de ofrecer medios con qué vivir, que también, dar motivos para por qué vivir. Y éstos tienen nombre de escucha, detalles y confianza.
Cierto, no seré tan ingenuo, no debemos serlo, pensando que todas las personas que viven en la calle quieran dejarse ayudar o se esfuercen, pero seguramente, much@s, sí.
Y nada, agradecer a la Vicaría IV, una vez más, que se me dé la oportunidad de enriquecerme con todo esto y apostar por seguir ahí, participando y, como se dijo en el encuentro del 15 de octubre, “tejiendo esperanza”.

1 comentario:

Piedad dijo...

Hola, Alberto.

Me ha encantado esta entrada y estoy de acuerdo contigo en todo lo que en ella dices.
Ojalá todas las personas, sobre todo los poderosos, miraran a su al rededor y vieran con nuestros ojos la vida de los demás tal como es. Porque aunque nuestros ojos no tengan luz, tienen la luz del corazón que nos ilumina y nos acerca a estas personas que viven en la abundancia de la pobreza, gracias a la crisis y a los recortes.

En la medida de mis fuerzas ayudo a personas necesitadas y mi última entrada la he dedicado a ellas... Es decir, a personas sin techo.

Que Dios te dé su bendición para seguir escribiendo de tal forma.

Abrazos con el corazón.

Piedad.

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