lunes, 3 de diciembre de 2012

Ser discapacitado en la actualidad



No me resisto hoy a compartir contigo una reflexión en torno a la discapacidad, o mejor dicho capacidad diferente, aprovechando que se conmemora el Día Europeo de las Personas que la padecemos.
Y, sin embargo, no me resulta fácil hacerla porque dudo sobre cómo enfocarla. Podría hablarte de mi día a día de discapacitado visual / ciego, pero me parece pretencioso. Podría comentar la gran marcha llevada a cabo ayer por la Cl. Goya y Pl. de Colón, en Madrid, pero aunque yo también estuve en ella, me es complicado ser objetivo. Podría, en fin, buscar algún testimonio auténtico de ejemplos que demuestran que los límites / barreras a veces son más mentales que reales.
No sé, pienso en mi caso y cómo _bien lo sabes_ estoy alcanzando cotas que no son desdeñables tal y como están las cosas: llevar una vida autónoma, publicar mi libro, participar en actividades múltiples, etc.
Recuerdo cómo eran las cosas hace 25 años y cómo son en la actualidad: mayores posibilidades de normalización gracias a la tecnología y a la sensibilización social alcanzada. Cómo cuando estudié la carrera mis profesores desconocían la forma de ayudarme porque era el primer caso con el que se encontraban o cómo tuve que recurrir a la voluntariedad de mi familia y compañeros para alcanzar mis metas.
Claro, soy consciente también, de que los recortes y cancelación de subvenciones están afectando gravemente a las asociaciones, a mi entender que haya más de 7000 me parece exagerado, o a grandes dependientes a los que se les ha suprimido o reducido las ayudas económicas necesarias para que una persona esté con ellos para ayudarles.
 Lo sabéis bien, porque ya lo he dicho más de una vez: se ha avanzado, pero queda aún mucho camino por recorrer en cuanto a accesibilidad y posibilidades de inclusión real en los distintos ámbitos del entorno.
No querría ser una excepción, sino uno más de tantos que se superan, luchan y aspiran a la normalidad. Sé que gozo de tu afecto y, hasta incluso, admiración, lo cual es todo un estímulo para no dejarme vencer, para no decaer ni venirme abajo en más de una ocasión.
Es una responsabilidad que uno tiene: hacer que quienes vengan detrás, lo tengan más fácil que yo, sean mejor acogidos y comprendidos.
Y cualquier ocasión que se dé para ir en esa línea ha de aprovecharse, por mí y por el resto de discapacitados.
Todo el mundo tiene, en una medida u otra, algún tipo de limitación, unas son visibles y otras no, pero ahí están. Soy consciente de que cuando a uno no le toca de cerca la discapacidad, no la conoce ni sabe cómo es nuestro mundo y, por eso, quienes sí la padecemos, debemos ayudarles a que lo hagan. Eso sí, con positividad y optimismo, pero siendo realistas, evitar que se caiga en los tópicos generalistas _tanto en el buen sentido como en el malo_, y defender, con educación y respeto, nuestras necesidades  y posibilidades de futuro.
Esta es, en fin, mi visión de la discapacidad. ¿Y la tuya?
   



 

10 comentarios:

Piedad dijo...

Mi visión es como la tuya...

Hola, alberto.

Quiero que sepas que estoy contigo... Pienso igual que tú porque compartimos muchas cosas, entre otras la ceguera.

Hemos mejorado mucho con la tecnología y más que mejoraremos poco a poco. Gracias a ella estamos en contacto personas como tú y yo através de este medio de comunicación...

Te dejo un abrazo y toda mi admiración.

Alberto dijo...

Piedad, vaya mi misma admiración hacia ti también. Gracias por compartirla.
Un abrazo de luz. y que estés bien.
Cuídate.

Anónimo dijo...

Muy acertado, equilibrado, serio y responsable tu concepto.
Ojala la sociedad entendiera que es asi de realista todo lo que dices.
Saludos y ahi estamos.

Alberto dijo...

Muchas gracias y, como bien dices, ojalá que la sociedad entendiese este razonamiento. Ahí estamos avanzando en la medida de lo posible.
Gracias por tu apoyo.
Un abrazo y buen día.

Franziska dijo...

En primer lugar te diría que tú a mi no me pareces un discapacitado sino una persona que no dispone de todas sus capacidades pero que ha conseguido más de lo que otros que aparentemente no tienen ninguna pero que falla su capacidad de lucha, su afán de superación. Bie, es mi opinión. Puedo admirarte pero no entras en el campo de aquellos a los que compadezco.

Ahora bien, hay otras muchas personas cuya salud o falta total, o casi total, las dificulta llevar una vida autonoma, son las personas que dependen de otras personas para las cosas más elementales y esas, en mi opinión, por simple humanidad, no pueden ser abandonadas a su mala suerte, es sobre esas personas sobre las que tendría que haberse volcado la sociedad, no por falsa caridad, sino por un espiritu de justicia.

Todas las ciudades y pueblos ya están llenas de luces de colores y árboles navideños. El dinero que se va a quemar para celebrar las fiestas, sería más que suficientee para atender a los minusválidos o personas dependientes de este país. A mí no me alegran estas luces y creo que nunca me he sentido tan mal y tan culpable por tener una cena especial y así es que este año, voy a tomarme unas acelgas y mi pescado a la plancha, como otra noche cualquiera. Y considero que tengo suerte porque estoy a cobijo en una vivienda confortable y caliente.

Y mucho me temo que el Niño que va a nacer, no va a tener motivos para sonreír.

Me ha parecido muy acertada tu entrada y muy sensato todo lo que dices y como lo dices. Un abrazo de Franziska

Rosa Sánchez dijo...

Estimado Alberto:
¿Recuerdas cómo eran las cosas hace 25 años? ¿Pero es que tienes más de 25? Bueno, pues te conservas muy bien, y pasando al tema que nos ocupa, y con toda la seriedad que merece: pues nadie mejor que tú para poner voz a este colectivo que para mí, como para muchos, sois auténticos héroes, la mayoría anónimos, de quienes tenemos mucho que aprender. Y es cierto, gracias a la lucha que mantenéis hoy, muchos se beneficiarán mañana.
Un abrazo y besos rosas.

Alberto dijo...

Francisca, muchas gracias por no compadecerme, es algo que no me gusta nada, quiero ser tratado con respeto y con dignidad.
Y sí, este año la alegría y el jolgorio navideños deberían de ponerse entre comillas porque hay muchas personas que no podrán celebrarla.
Por eso quienes sí lo podremos hacer, hemos de sentirnos privilegiados.
Cuídate y gracias por todo y por seguirme.

Rosa, gracias por creerme tan jovencito, vamos que a poco que te pongas, me ves con chupete y pañales.
En fin, sí, espero que nuestra labor sirva a los que vengan detrás.
No soy ningún héroe, solo soy uno más al que le encanta que alguien como tú le siga y escuche.
Besos de bambú y cuídate.
Un abrazote.

FRANCISCO RODRIGUEZ TEJEDOR dijo...

Pues querido Alberto, no puedo estar más de acuerdo en que todos tenemos nuestras discapacidades. Y desde mi punto de vista así debemos acercarnos a este mundo: con sentido de intercambio, de mutua ayuda y
comprensión. A veces no es fácil, ni se tiene el tiempo ni la sensibilidad para ello, por eso son muy necesarios textos como el tuyo que nos lo recuerden. Un fuerte abrazo.

Rosa Sánchez dijo...

Hola Alberto:
Dices que no eres tan jovencito, pero seguro que tu espíritu no opina lo mismo, pues a juzgar por tus andanzas... Indiana Jones es un aficionao de la aventura a tu lao... je, je. Sólo eso.
Recibe un rosado abrazo...

Alberto dijo...

Rosada abrazanda, nada de Indiana Jhones, solo un cegatillo (que no cervatillo) de nada, algo zascandil, eso sí.
Bueno, que el caso es poder contarlo.
Besitos capacitados.

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