domingo, 12 de febrero de 2012

La pareja del momento

Lo sé, sé que quienes me leéis seríais unos estupendos anfitriones para la pareja protagonista del cuento de esta semana. Pero espero que no llamen a vuestras gargantas / puertas. Bueno, que os guste.
Como siempre, con mucho cariño y mis mejores deseos.

La señorita Tos Para Dos, Tosina para sus amigas las juguetonas bacterias, y el joven Estornudo Barbudo, bravo galán, respetado por todos y cortejado por todas, iban cogidos de la mano paso a paso.
Su destino era claro: las acogedoras y golosas gargantas de los habitantes del planeta Tierra.
El año anterior, sus hermanos de idéntico nombre , ardieron consumidos en las cenizas bajo las llamas de jarabes y pastillas pero este año, habían aprendido la lección y demostrarían su afán de superación, su heroica voluntad de diminutos invencibles.
Habían partido del país de Virulandia con la mejor de las preparaciones y bien dispuestos a no cejar en su misión, pertrechados, acorazados como iban con la malla de la resistencia y escoltados de doña Confianza y don Descuido.
Se fijaron en el primer humano que les salía al encuentro. Un tipo ufano, sin bufanda ni gorro ni guantes, un chollo para visitarle y hacerse dueños de él. Con él estuvieron una temporadita hasta que se aburrieron de tanta facilidad y monotonía.
Luego se pasaron a otra humana. Esta era más avispada y se lo puso más difícil, con sus prevenciones y cautelas máximas muy máximas. Sin embargo, al fin, consiguieron conquistarla y con ella que se quedaron.
Así fueron picando narices, creando afonías y hasta fabricando pitidos bronquíticos dignos de la mejor de las orquestas pulmonares.
Eso sí, lo que nunca hicieron fue dedicar su atención a quienes, por su extrema debilidad, los sabían intocables. Había sí, congéneres suyos, cobardes ellos, que se atrevían con esos frágiles enfermizos.
Pero Tosina y Estornudo no. A ellos les gustaba fajarse con los fuertes.
A lo largo de ese tiempo habían constituido un buen dúo, habían alcanzado un alto grado de compenetración y se sentían a gusto el uno con la otra. Podrían incluso maridar para así engendrar a tosinitas y estornuditos, futuros miembros ilustres de la alta cepa de la clase gripal.
Así de felices se las prometían cuando el romo pico de un pajarraco se cebó en ellos. Los humanos dirían que no era tal ave, que era un sentimiento con alas,.
El caso es que el inoportuno bicho echó su aliento sobre nuestros amigos y ello hizo que se evaporaran. ¿Cómo no iba a suceder tal, si la vaharada que les lanzó era puro fuego, pasión de enamorada?
Y ante eso, claro, los pobrecillos nada tenían que hacer porque el mejor antídoto que pueda haber contra visitas tan inoportunas como las del cariz de los virulandenses o peores aún, es el amor.
Lo que Tosina y Estornudo vieron, efectivamente, no fue un oscuro pajarraco sino un ejemplar magnífico, un coloso en toda regla.
La singular pareja de adalides del género catarril fueron abducidos por aquello, mas su memoria no cayó en el olvido. Pasaron a formar parte de la épica virulandense como los más grandes héroes del reino porque se fajaron como valientes y fueron derrotados en singular batalla contra un gigante que ellos creyeron pájaro pero que resultó ser molino, molino de enamorada ventisca con ardor ígneo. Y así fue relatado por los juglares de la poesía neumónica y la prosa bronquítica por los siglos de los siglos.

1 comentario:

Piedad dijo...

Jajaja, ¡Muy bueno, Alberto!
Sin duda, esta es la pareja más famosa del momento con la que todos, o casi todos, nos sentimos acompañados en estas fechas.
Te felicito por tu imaginación y por el humor con el que nos presentas a la gripe. Así pasa más rápido y divertido el tiempo que nos tiene atrapados.

Saludos y feliz semana.

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