domingo, 23 de marzo de 2014

El castillo de arena


Buena noche de domingo.
Otro cuento y otra semana más.
Que estéis bien.
Con cariño.

El castillo de arena

Qué felices son Nico y Cani jugando en la playa. Con el rastrillo, el cubo y la pala sueñan con emular a los grandes arquitectos  con arena. Aquello que su imaginación de niños les anima a levantar es su mejor obra, aunque el resultado pronto sea engullido por la sal y las olas.
Qué felices son los padres y madres de esos niños. Despreocupados se bañan o tumban para dorar sus más o menos esbeltos cuerpos, mientras cotorrean y se dejan arrullar por la música del mar.
Nada les hace temer. Están de vacaciones, no hay peligro. ¿No hay peligro?
Qué poco saben. Ignoran que están a punto de cometer un terrible error.
Nico y Cani se han conocido días atrás en el hotel y con la espontaneidad de su candor infantil, que les lleva a confiar sin más se han hecho amiguitos. Y sus padres encantados de verles felices. Se han presentado y saludado. Saben que sus destinos se separarán al final de la estancia en aquel hotel de playa y veraneo. Pero, entretanto, se dejan mecer por la efímera felicidad. Se juntan a la hora de desayunar y quedan para ir juntos a la pisci, a la playa y a las actuaciones nocturnas que ofrece el establecimiento como principal atractivo.
Más les habría valido hacer muñecos de nieve. ¿Muñecos de nieve en plena canícula estival? Sí, muñecos de nieve.
Comenzaron la tarea. Habían regresado de la siesta con una idea clara: hacer el mejor castillo de todo el litoral. Empezarían con el foso, luego irían levantando las paredes, con su puerta y sus ventanas, y acabarían coronándolo todo con las almenas.
Casi anochecía ya cuando dieron por finalizada la faena. Buscaron unos alambres para hacer el rastrillo y entonces…
Entonces, un rugido lesdevoró.
No sabían que justo allí, siglos atrás, se había localizado el Castillo del Caballero Negro. Un ser sanguinario y malvado, que violó, mancilló y asesinó sin piedad. Que fue maldecido después de que se fugara de las mazmorras de la Prisión Real y encontrase refugio en aquel emplazamiento, haciendo de él, un santuario del terror. Doncellas raptadas, rapiñas y felonías sin tasa se cometían desde allí. Se afirmaba que era el demonio y que el castillo era su guarida.
Mucho tiempo hubo de pasar hasta que otro extraño héroe le derrotara gracias a un ardid.
Al ocaso fue vencido mediante una lanzada de hierro candente. Y al tiempo que el monstruo caía, también lo hizo el castillo.
Durante siglos se escuchaba, a la vez que el gemido del mar, herido por las tormentas, sonidos terroríficos.
No podían saber aquellos niños que la derrota del Caballero Negro se había logrado con una condición. Nadie podría edificar otro castillo, aunque siquiera fuese una mera réplica.
Con su acción, Nico y Cani rompieron el conjuro.
Esa noche una infernal tormenta acompañó a los desesperados progenitores y demás agentes en búsqueda de los niños.
El mar parecía desatado por fuerzas de gigante. Enormes olas lo barrían todo. ¿Todo?
Todo, no. El extraño castillo de arena se mantenía incólume.
Se mantuvo incólume a la mañana siguiente cuando los rastros de la tormenta nocturna dejaron paso a la devastación.
Nada había ya que hacer. Las felices vacaciones se habían convertido en una desgraciada pesadilla.
El luto y el llanto serían los recuerdos que les quedarían a aquellos ilusos turistas que habían llegado hasta allí con la inocencia de la felicidad.
Ah, si hubieran mirado a través del alambre de la portezuela del castillo… tal vez habrían descubierto la verdad.
Ahora, esa próspera playa se ha quedado desierta,arruinada por aquella tragedia. Nadie se atreve a acercarse hasta ella. Nadie osa aproximarse al castillo porque quien lo ha hecho, afirma haber escuchado sonidos extraños, llantos, clamando auxilio, vocecillas infantiles.
¿Tendrán alguna oportunidad aquellos pobres niños? ¿Por qué no habían de gozar de ella? Lo mismo que fue posible la derrota primera del Caballero Negro, tal vez…
Tal vez haya alguien que esté en condiciones de derribar lo que dos chiquillos ingenuos construyeron una lejana tarde de agosto. ¿Quién podrá ser?

  

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...