sábado, 12 de abril de 2014

Historias de días grandes



Sí, para mí son grandes esos días cuando las personas a las que quiero de corazón me muestran su amistad y son protagonistas.
Así que hoy es un gran día.
Rosa Sánchez, mi estimada y muy admirada Rosa, desde su juventud pero con 6 libros publicados, humilde y generosa, fantástica tejedora de palabras inquietas, magnífica bordadora de amistades, estrena la teatralización en su pueblo, Pilar de la Horadada, de su novela, “El Maestro de Nazaret”. Y lo hace, después de haberla donado a la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de dicha localidad alicantina. El éxito está garantizado, su amor y su generosidad son el mayor combustible para alimentarlo. ¡Enhorabuena, Rosa! Y gracias por regalarme tus momentos.
Pero también es un gran día porque ante uno de esos instantes míos de oscuridad, he recibido la luz y el aliento de quienes me apreciáis. ¿Os cuento?
Ah, el Albertito y sus retos? Dice Fatima Otero: “¿no será que te exiges demasiado?” No, es que necesito fijarme retos y metas para recorrer el camino de la ceguera, sin caer o perderme entre las piedras del abandono o la soledad.
¿Y si los retos y las metas se esfuman? ¿Si no puedo, tras haberme resistido, alcanzarlos?
¿Si conjugo la preposición sin? Sin haber podido ejercer de voluntario en Cáritas, sin haber terminado mi nuevo libro, sin salir al campo para disfrutar de su esplendor natural, sin haber sido capaz de perder el miedo al agua en la piscina y sin haber aprendido a nadar.
Entonces, mi gran cómplice de letras, Mercedes Lamarquesa me abrirá los ojos y me hará ver que debo jugar al con: con mis murcianicos disfruté de un viaje inolvidable en enero, con mi trabajo y con mi salud soy un privilegiado, con elena Rodrigo Izquierdo fui a un balneario de lujo, lo mismo que a conferencias y tertulias literarias o con Su torres disfruté de una tarde sepulvedana llena de brindis y magia.
Y Diego Cruz Sanchez me dirá que soy un tío grande, que no hay nada que se me resista, ni Banco de Alimentos ni Bosques BBVA ni Parque de las Siete Tetas que valga.
  Pues eso, que la primavera ha salido a mi encuentro y quiere que le sonría. Así lo haré porque es muyh guapa y porque haciéndolo, sentiré que os sonrío a vosotr@s que me regaláis grandes días.
Sí, con y no sin. Con vosotr@s, con los pies en el suelo, la mirada al frente, el ánimo dispuesto, ultreia et supreia, más lejos, más alto, sin miedo, sin dudas, sin mohineces.
¡¡GRACIAS!!
Tanto le ha debido gustar mi sonrisa a la primavera que ahora mismo mi casa retumba con truenos y lágrimas en forma de tempestuosa tormenta. ¿Tanta fuerza tendrá el Albertito? Juajuajuajua.

  

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