viernes, 10 de enero de 2014

Abrir querría

Buena noche de viernes.
Después de que se solucionara el susto que me dio un maladado virus informático, comparto mi nuevo esbozo de poema.
Que te ayude a soñar.
Con cariño.

Abrir querría

Deposité mis sueños en el cofre de tu querer, sueños locos;
Se quedaron aprisionados, prisioneros de ti, pobres sueños.
Abrir querría,  los postigos de tu blusa para contemplar tus cúspides turgentes.
Posé mis dedos, pobres dedos, en tus dulces rincones pequeños;
Se deslizaron, perdidos entre pliegues, y recovecos.

Abandoné mi futuro en la playa de tu piel, arena caliente y fina;
Esperé y esperé a que, a ella llegaran, vano esperar, las olas de mi boca salada.
Abrir querría, el candado de tus labios, lecho de mis deseos, rojos y ardientes.
Agucé mis oídos, vanos oídos, para escuchar tu voz de mariposa alada;
Quisieron llenarse de palabras tuyas, seda y aguamarina.

Renuncié a volar, vuelos de topo,  por aterrizar en tus ojos de amanecer;
Aterrizaron, míseros vuelos, en los volantes de tu corta falda.
Abrir querría, impetuoso ariete,  el dique de tu río que sacia mis sentidos candentes.
Impregné mi nariz, alicorta de fragancias, con la esencia de tu espalda;
Olisqueó en el frasco del prometer, hasta el negro anochecer.

Aposté a tu amor, amor sin par, todos mis anhelos;
Se perdieron, extraviados anhelos, entre los rizos de tu pelo.
Abrir querría, la fortaleza de tu alma, cárcel de mis pasados, porvenires y presentes.
Paladeó, extraviado gusto,  el rico sabor del manjar de tu anzuelo;
Se endulzó, sin importarle hartazgos, dolores ni  culpables consuelos.

Abrir querría
los postigos de tu blusa para contemplar tus cúspides turgentes;
 el candado de tus labios, lecho de mis deseos, rojos y ardientes;
el dique de tu río que sacia mis sentidos candentes;
la fortaleza de tu alma, cárcel de mis pasados, porvenires y presentes.
¿Me dejarías, amada mía?




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