domingo, 15 de septiembre de 2013

El Pantano del Olvido



Buenas noches:
Siguiendo con la línea emprendida para este curso, comparto mi nuevo cuento. Con todo mi respeto y cariño a esas personas aquejadas de los males del olvido así como para sus cuidadores y familiares.
Feliz semana.

El Pantano del Olvido

Todo el mundo habla de ese pantano, dicen que es un lugar maldito, que quien se adentra en él no regresa, que sus aguas están podridas con la sangre de los muertos y su ciénaga ha engullido a tantos incautos que, en vez de pisarse barro, el lecho que lo cubre es carne en descomposición y guijarros que no son piedras sino huesos, y calaveras de humanos.
Todo el mundo que habita cerca de él cuenta y cuenta historias fantasmales y terroríficas en torno a la lumbre o en los corros de viejos. A los niños que no obedecen o se portan mal, se les amenaza con llevarles al Pantano del Olvido. Y eso que no hay aldea ni ciudad que diste menos de 30 kilómetros. No podría ser de otra manera, ya que, cerca de él, parece que el aire se torna irrespirable y, en los días de calor, es tal la niebla de azufre que emana que apenas puede verse nada. Eso en verano, pero en invierno aún es peor. La cellisca, los tiznados nubarrones y el gélido frío calarían alma y cuerpo de quien fuera tan atrevido como para enfrentarse a su voracidad de monstruo insaciable.
Y, en fin, todo el mundo que ha venido de lejos, fanfarrón y presuntuoso, ha reculado ante su siniestro paraje. Los hubo que llegaron pletóricos de soberbia y aparatos modernos, de brújulas, de medidores y cámaras infrarrojas de visión nocturna. De nada les sirvieron semejantes bagatelas. Aterrados, retrocedieron al comprobar que los instrumentos se rendían a su poder infernal. ¿Serían los demonios quienes inutilizaban la tecnología de esos pobres aspirantes a dioses? ¿Sería alguna fuerza magnética imperante en la zona?
¿Quién soy yo, entonces, para romper esa tenebrosa certeza? ¿Para osar atravesar la estéril tierra que le precede? Una tierra yerma, resquebrajada, sedienta eterna, en la que apenas algún mísero arbusto que se retuerce famélico, es su único rastro de atisbo vital. Eso sí, dicen no faltar las hediondas hienas y los carroñeros del cielo como moradores, siempre a la espera de regalarse con algún despojo de extraviado animal y, mejor aún si es humano.
¿Quién soy yo? ¿Un iluso? ¿Un héroe? ¿Un loco? No, nada de eso. Soy un condenado a morir en vida. Me han detectado el mal de la demencia. Dicen los médicos que no hay solución más allá de paliar el dolor de ver cómo confundes la realidad con las alucinaciones oníricas _llega un momento en que sólo quedan éstas_, de asumir que dejarás de recordar y conocer a tu mujer, a tus hijas y a tus nietos y que perderás tu alma entre jirones de oscuridad.
¿Qué tengo que perder, entonces? ¿No le llaman Pantano del Olvido? ¿Qué mejor lugar para mí, entonces?
No quieren que vaya, quieren conservarme a su lado hasta el final. Mas yo me niego a que me vean hecho un guiñapo. Me marcharé de noche, cual furtivo ladrón, me guiarán sus señales de perdición y me dejaré abrazar por sus brazos de miasma yvómito.
Ya llego, la tierra es ahora blanda, ¿estaré ya pisando…?
Una risa horrísona se oye al fondo pero yo no la temo. No me importa que se burle. No pretendo hallar el camino de vuelta ni desvelar sus secretos. Tan solo vengo para descansar y olvidar, aquí que dicen ser el Reino del Olvido.
¿Cómo es posible?
A mi derredor se cierne un ejército de sombras esqueléticas que danzan en un baile que parece ser su rito de bienvenida. ¿Cómo pueden sostenerse si los huesos que les restan están carcomidos, las cuencas de sus ojos están vacías, sus desdentadas bocas no son otra cosa que muñones que, en vez de saliva, sueltan babas purulentas?
Y, sin embargo, me siento cómodo junto a ellos. No me dan miedo. Ya me parece ser de su especie.
Me siento ligero, ya no sé… no… ¿de dónde he salido?... No…
Muerte, olvido, abandono,descanso, silencio. Silencio. Silencio.
Uuuuuuuu shshshshsh uuuuuuuu
Vendaval, recia lluvia, oscuridad. Silencio. Muerte.










1 comentario:

brujita dijo...

Alberto, seguimos con los relatos de terrooooooor... Pero mira, ésta vez casi que entiendo al protagonista...antes de perderme en la nada, de ser un muerto viviente, que me roben los recuerdos...Claro que el lugar, ¡No se, no se!...ese pantano del olvido me da un cierto yu-yu, está incluso demasiado habitado para mi gusto y... ¡Además no me gusta mucho bailar.Je,je

Besito volado "no desmemoriado".

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