De entre los muchos métodos ensayados para la lectura y la escritura de los ciegos, el Sistema Braille, inventado en 1825 y modificado según las necesidades
en distintas convenciones, es hoy día el más extendido, si bien su aceptación y difusión no fue fácil ni rápida debido a que suponía una ruptura con la
tendencia hasta entonces basada en el empleo de letras en relieve.
Durante muchos siglos se ha creído que las personas carentes de visión eran incapaces de ser educados y, si alguno destacaba por su inteligencia y cultura,
era fruto de una clarividencia innata o de una ciencia infusa. Tal es el caso de Dídimo de Alejandría (311-358), ciego que gozó de gran erudición, llegando
a dirigir la Escuela Catequística. Concibió un procedimiento de lectura y escritura basado en un conjunto de piezas de marfil o madera de boj con letras
en relieve usadas por los invidentes para formar palabras y frases.
Hasta el siglo XVI, como consecuencia del momento cultural que se vive en Europa (Humanismo y Renacimiento), la preocupación por la educación de los ciegos
no empieza a ser tenida en cuenta.
En 1517, el calígrafo napolitano, Girolamo Cardano, ideó procedimientos para la lectura y escritura de los ciegos, entre los que destacan la utilización
de letras sueltas en relieve realizadas en madera que el invidente aprende a distinguir y juntar, formando un texto, así como, el aprendizaje de la escritura
a partir de letras grabadas en relieve, sobre las que el ciego, en un papel colocado encima y con un estilete, marca la silueta o los contemos de las distintas
letras.
Luis Vives, en su obra De subventione Pauperum (1525) recomienda no sólo dar trabajo a los faltos de vista, sino enseñarles manual e intelectualmente con el
fin de hacerles útiles. Y, aunque algunos maestros e impresores -Como los que citamos- siguen su ejemplo, en toda la Edad Moderna no se imparte instrucción
alguna a invidentes.
En 1543, el toledano Alejo Venegas del Busto, escribe invitando a los maestros en la enseñanza de los ciegos, a seguir el método de los monjes de la Edad
Media que consistía en leer y escribir a oscuras, lo que había aprendido a hacer con los ojos vendados utilizando tiralíneas, con el fin de no gastar aceite
y no fatigar la vista.
En 1545, el italiano Rampazeno en su libro, Ejemplares de letras grabadas en madera para instruir a los ciegos, pretende que éstos reconozcan al tacto el
alfabeto visual en letras sueltas y movibles para que puedan escribirlas,
Francisco de Lucas, impresor español que introdujo en España la grabación en relieve, conocía los procedimientos de Félix Antonio de Cabezón y Francisco Salinas,
ciegos célebres. En su obra Arte de escribir la letra bastarda española (1580), incluye reglas que pueden servir para que los invidentes escriban, explicando
el manejo de pautas para trazar los caracteres vulgares con los ojos cerrados o vendados.
El físico italiano padre Lana (1631-1687), en su obra Prodromo overo saggio di alcune invenzioni en Brescia, describe un sistema para que el ciego de nacimiento
escriba y guarde sus secretos bajo una cifra y entienda la respuesta con otro.
Si estos sistemas no llegaron a extenderse fue simplemente porque no existían escuelas para ciegos y porque, tanto el reconocimiento de las letras en relieve
a través del tacto como la escritura por medio de estos métodos, son procesos especialmente complicados.
LA OBRA DE VALENTÍN HAÜY
La idea de proporcionar educación a las personas ciegas, al menos de una manera generalizada, es relativamente reciente. Comienza cuando el francés Valentín
Haüy funda en París, 1784, la Instution National des Jeunes Aveugles, sin el carácter de asilo u orfanato que hasta ahora han tenido las instituciones
creadas al efecto; es decir, aparece la primera escuela para ciegos del mundo, «En ella se educará Luis Braille.
En su aspiración de equiparar lo más posible la educación de los ciegos a los niveles y procedimientos seguidos en la educación de los normovisuales, Haüy
idea un procedimiento para la lectura y la escritura de los ciegos. Con moldes de letras en posición inversa aplicadas sobre papel húmedo se imprimen libros
para ciegos que pueden ser leídos por las personas con visión. Si bien permite la lectura, este método no facilita la escritura.
Valentín Haüy, fue uno de los primeros creadores de un programa para ayudar a leer a los ciegos. Quería combatir la idea generalizada de que la ceguera
impedía la escolarización del invidente. Los primeros experimentos de Haüy consistieron en imprimir letras grandes en relieve sobre un papel grueso. Aunque
un tanto rudimentario, aquel método sentó las bases para el sistema que llegaría a prevalecer.
LA EDUCACIÓN DE BRAILLE
Luis Braille (1809-1852), nació el 4 de enero de 1809 en la población francesa de Coupvray, a unos 40 kilómetros de París. Su padre, Simon-René Braille, se
ganaba la vida como guarnicionero (fabricante de monturas o talabartero). Su taller, donde parece que el niño acostumbraba a jugar, fue cierto día el escenario
de una terrible desgracia.
Louis agarró una herramienta puntiaguda -posiblemente un punzón o lezna- y se la clavó accidentalmente en un ojo. El daño fue irreversible. Por si fuera
poco, la infección se le pasó al otro ojo (oftalmía simpática) y Louis quedó totalmente ciego a la corta edad de tres años.
Tratando de ofrecerle la mejor ayuda posible, sus padres y el párroco Jacques Palluy hicieron las debidas gestiones para que el niño asistiera a la escuela
local. Louis captaba mucho de lo que oía. De hecho, algunos años hasta fue el primero de la clase. Pero como los métodos educativos estaban ideados para
personas dotadas del sentido de la vista, el aprendizaje de los ciegos se veía limitado.
Cuando Louis Braille ingresó al Instituto Nacional para Jóvenes Ciegos de París el año 1819, existía allí catorce libros en caracteres en relieve (romanos),
los que rara vez se usaban porque los ciegos los encontraban muy difíciles de leer.
Braille aprendió a leer libros con letras en relieve de la reducida biblioteca de Haüy. Sin embargo, se dio cuenta de que aquel método de estudio era lento y poco práctico. Al fin y al cabo, las letras se habían concebido para los ojos, no para los dedos. Afortunadamente, pronto entraría en la escena otra
persona que reconocía aquellas limitaciones.
Finalizados sus estudios, es nombrado profesor de música. Advirtiendo las dificultades que sus alumnos, también ciegos, tenían para leer la música se interesó
por el sistema puntiforme inventado por Nicolás Barbier y publicado en su Sonografia (1822). Este sistema, ideado con fines militares, se basa en combinaciones
de doce puntos en relieve escritas mediante una pizarra y un punzón para ser descifradas a través del tacto de un dedo.
En 1821, cuando Louis Braille tenía sólo 12 años de edad, Charles Barbier de la Serre, capitán retirado de la artillería francesa, visitó el instituto y
presentó un medio de comunicación denominado escritura nocturna, que posteriormente recibió el nombre de sonografía. La escritura nocturna se ideó para
el campo de batalla. Era un sistema de comunicación táctil que se valía de puntos en relieve dispuestos en un rectángulo de seis puntos de altura y dos
de anchura. Este concepto de utilizar un código para representar fonéticamente las palabras produjo una reacción positiva en la escuela. Braille se puso
a aprender el nuevo método con gran entusiasmo, y hasta lo mejoró. No obstante, para que el sistema llegase a ser verdaderamente práctico, el joven tenía
que perseverar. En su diario escribió lo siguiente: "Si los ojos no me sirven para aprender de hombres, sucesos, ideas y doctrinas, tengo que encontrar
otro medio".
UN NUEVO SISTEMA DE LECTURA
Así que durante los siguientes dos años, Braille trabajó tenazmente para simplificar el código, y el resultado fue un método depurado y elegante basado
en una matriz de sólo tres puntos de altura y dos de anchura. En 1824, a los 15 años de edad, Louis Braille terminó de desarrollar su sistema de matrices
de seis puntos.
El sistema Barbier, usado también por los ciegos, es considerado por Luis Braille como el precursor de su propio sistema en la «advertencia» que pone al
principio de cada una de las dos ediciones del mismo, publicadas en vida, años 1829 y 1837. En la primera, Luis Braille escribe: «Si hemos indicado las
ventajas que tiene nuestro procedimiento sobre el de ese inventor (Barbier), hemos de decir en su honor que debemos a su procedimiento la primera idea
del nuestro.
Luis Braille, a la edad de 16 años redujo las combinaciones de doce a seis puntos, de manera que cada una de ellas fuese percibida por la yema de los dedos,
generalmente los índices, inventando así su propio sistema.
Cuando Braille introdujo la primera versión de su sistema a la escuela de París, se enfrentó a una oposición decidida de los profesores normovisuales (los
que ven) que sostenían que sería absurdo enseñar a los ciegos un alfabeto cuyas configuraciones eran tan distintas de aquellas del alfabeto corriente en
relieve. Sin embargo los alumnos adoptaron de inmediato el sistema.
En 1826, siendo un prominente organista en una iglesia de París, fue electo profesor de la institución. Poco después empezó a enseñar en el instituto y, en 1829, publicó el singular método de comunicación que actualmente lleva su nombre. Con la salvedad de algunas ligeras mejoras, el sistema Braille se
ha conservado prácticamente igual a como él lo dejó.
La combinación de puntos en relieve en dos columnas de tres filas ideada por Luis Braille que permite representar todas las letras del alfabeto, signos
de ortografía, de numeración y aritméticos, supone tal renovación en el acceso a la lectura y a la escritura para los ciegos que se considera como método
universal.
No obstante, Luis Braille murió sin el reconocimiento que su sistema merecía. Hasta 1854 no es aceptado como método oficial en la Institution Royale des
Jeunes Aveugles de París. Posteriormente, en el Congreso Internacional celebrado en París (1878) se acordó la utilización del braille como método universal
por su probada utilidad didáctica.
A finales de los años veinte del siglo XIX se publicó el primer libro que explicaba el invento de Braille de los puntos en relieve; pero el sistema no obtuvo
amplia aceptación de inmediato. El propio instituto no adoptó oficialmente el nuevo código hasta 1854, dos años después de la muerte de Braille. No obstante
el método era muy superior a los demás y con el tiempo ganó popularidad.
El Sistema Braille fue introducido en España en el año 1840 por Jaime Bruno Berenguer, profesor de la Escuela Municipal de Ciegos de Barcelona. Tras diversas
vicisitudes, en 1918 fue declarado como método oficial para la lectura y la escritura de los ciegos españoles.
En la actualidad, el sencillo y preciso código braille pone la palabra escrita al alcance de millones de ciegos, y todo gracias a la dedicación de un muchacho que vivió hace casi doscientos años.
lunes, 16 de junio de 2008
El aprendizaje de los ciegos: un poco de Historia
Publicado por Alberto en 9:58 p. m.
Etiquetas: Un paseo por la Historia, अ Así soy
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2 comentarios:
Preciosa tu lección de cómo los ciegos lograsteis poder leer y escribir. Si vas a mi perfil verás que una de mis peliculas favoritas es "The Miracle Worker" la historia de una famosa escritora ciega americana, Helen Keller, que gracias a su institutriz, Annie Sullivan (protagonizada por la gran actriz Anne Bancroft) logró que la niña sordo-muda y ciega se convirtiera en una gran escritora. Una pelicula muy edificante y conmovedora. Besotes, M.
Muy interesante la explicación. Me gustó la tenacidad de Braille por empeñarse en aprender y mejorar el método, aunque los demás lo consideraran imposible (qué cabezones los profesores videntes, los sacas de las letras de toda la vida y no son capaces de aprender a leer en Braille). Me alegra que, al final, triunfara, aunque fuera después de su muerte y no lo pudiera disfrutar.
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