domingo, 10 de abril de 2016

El tren de Alicia



Buena noche de domingo…
Tiempo hacía que no me era posible compartir cuento nuevo contigo. Hoy lo hago con una dedicatoria especial.
Un abrazo cariñoso y espero te guste.

El tren de Alicia

Alicia no lo sabe, cómo podría saberlo si apenas cuenta tres años de edad, no lo sabe pero un día será dueña de un tren mágico.
Alicia, hija del cariño y la determinación, sobrina de la entrega y la voluntad, nace en Madrid. Una niña más, acaso, que irá al cole y sonreirá y soñará. Que no le importará ser distinta y que aprenderá cómo se hacen realidad los sueños imposibles.
No será nada que le regalen lápices de colores o muñecas hechas por su tía como el mejor de los presentes.
Un día coloreará un tren en un cuaderno azul, otro recibirá de los Reyes Magos un tren de la marca Lego y otro y otro, en fin, viajará en trenes destino a la playa o a la ciudad en que vivan sus primos.
Se hará mayor, estudiará su carrera de Informática, como su mamá y su tío, y se especializará en la realidad aumentada y su aplicación práctica a través de la telefonía móvil.
Eso de la realidad aumentada es curioso. Combinar, mediante procesos informáticos,  elementos del mundo real y virtual para crear una realidad mixta en tiempo real.
Desde que conozca de su existencia quedará fascinada la buena de Alicia. Podría ayudar a mucha gente con su técnica. Enseñar cómo son los monumentos o los paisajes a quienes no pueden verlos, acercarlos a los que se encuentran lejos y no pueden viajar, hacer de las imágenes algo más que meras representaciones bidimensionales para dotarlas de alma.
Sí, así irán transcurriendo los años y las experiencias pero nada de todo esto será tan importante como ese día en que,fruto de la casualidad, encuentre ese tren.
Llega tarde, cree que lo va a perder. Sabe que si lo hace el chico que la espera al otro lado se enfadará, posiblemente, esa vez sea la definitiva. Y es que otras veces más le ha hecho esperar al dejar en segundo plano su cita romántica en pro de otros encuentros de mayor necesidad: guiar a una persona ciega a cruzar la calle y llevarla hasta el Metro, acompañar a un mendigo a que se tome un bocadillo con un café en el bar más próximo, consolar a una mujer maltratada.
No, no ha podido llegar a tiempo por mucho que lo haya intentado. El tren, su tren, parte ya. Se sienta desolada en el primer banco del andén, desfondada y agotada, llora. Sí, llora porque le quiere y sabe que, lo mismo que el tren, le ha perdido para siempre.
Un tiempo después, ignora cuánto, alza sus ojos hinchados de llanto y lo ve.
Frente a ella, al fondo, en una vía que parece muerta, se encuentra un tren parado. Es raro.Intuye que está abandonado pero no es viejo ni destartalado. Se pone de pie. Siente la necesidad de subir a él aunque ignore cuál será la ciudad a la que se dirija.
En un primer impulso le entran ganas de saltar las vías, pero la razón la conduce por el camino correcto. Total, el tren sigue parado.
Llega a su primer vagón. La portezuela se encuentra abierta. Sube dos escalones. Huele a nuevo. Avanza hacia los asientos de piel, ricos butacones. No se oye otra cosa que una tenue musiquilla.
Se sienta. Está tan cansada y triste que no puede hacer otra cosa.
Y entonces el tren se pone en marcha.
-Bienvenida al tren de Alicia con destino al Paraíso.
¿Qué habríais hecho vosotros en semejante situación?
No puede creerlo pero ¡el tren ha despegado!
Alicia se levanta. ¡Sólo viaja ella! Nadie más hay en el tren. ¿Y la locomotora? ¡Nadie la conduce.
Pronto se encuentra en las nubes. Las nubes son las traviesas de una increíble vía por la que avanzan tren y pasajera.
-Próxima parada, el sol.
Alicia se asoma y lo que contempla será el primer fenómeno de otros: una increíble esfera amarilla que la sonríe haciendo que los rayos de la estrella se ricen a modo de reverencia.
La marcha se reanuda. Siguen ascendiendo.
Las paradas se irán sucediendo: la luna plateada, la Osa Mayor, el rojizo Marte.
Lo curioso es que en cada parada se ha ido subiendo un visitante que llega hasta Alicia para hacerle una reverencia y entregarle un objeto especial, hecho lo cual se baja.
-Próxima parada, el Paraíso, final de trayecto.
Alicia se levanta para dirigirse a la puerta del vagón. Ya no le importa que todo lo que ha vivido haya sido un sueño o una quimera o fruto de sus experimentos. Alicia es otra persona ya.
Está a punto de bajar del tren. El lugar es increíble, mágico. Escucha unas voces:
-Niña, no nos conoces, pero somos tus abuelos. No te bajes, has de volver a la tierra para darle un recado a tu familia, sobre todo, a tu tía. Diles que, como tú, tampoco nosotros nos fuimos. Que cuando estén tristes tú les contarás que nos viste y que estamos bien, que cada día miramos a través de la ventana de Nunca Jamás y velamos por ellos. Ah,y a tu tía, sí aquélla que te hacía muñecas a mano, que lo mejor que pudo pasarnos fue tenerla a ella como hija.
Y Alicia regresará en ese mismo tren, regresará como siempre que uno regresa, triste por haberse acabado el viaje, pero plena por haberlo vivido.
Y como será difícil que la crean, por mucho que les enseñe lo que le fueron regalando el sol y la luna y la Osa Mayor y Marte, escribirá un libro dedicado a la Hija de la Nieve en el que, a través de los cuentos, contará lo que hizo con su tren mágico y cómo dejó todo por hacerse conductora de él para llevar a pasajeros especiales, como lo fuera ella un triste y grisáceo día, al Paraíso, adónde si no.




   

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...