Buena
tarde de miércoles.
Otro
guiño, otro diálogo entre nuestros amigos la oruga y el ciempiés. Que te haga
sonreír, al menos.
Un
abrazo divertido y mordaz.
De
profetas y adivinos
-¿Ve
como le dije que le vendría bien que saliéramos a pasear? Le da el aire,
hacemos ejercicio y a lo mejor nos encontramos con alguien... que nos
invite a merendar.
-Sí, no
se está mal, menos mal que me traje el chal para mi cuellecito. No quiero
resfriarme ni que se me hielen los pelitos.
-Si no
fuera tan descocada... Pues el paisaje es bien bonito. Colores de otoño que
invitan a la poesía.
-¿La
poesía? ¿Es que es usted poeta? Pero si lo único que sabe es escupir
cagarrutas. No me haga reír... jajajaja. Poeta el ciempiés. El poeta de la
teta.
-Oiga
oiga, qué se habrá creído. Discreto y humilde que es uno. Claro que como usted
es tan sabelotodo... se cree que los demás... nos cascamos la uña.
-Déjese
de cascar y cuénteme hoy usted algo para variar. Que luego ya le hablaré yo de
los humanos adivinos y profetas.
-Ah,
pues cuando mis pies sentían eché una carrera con un escorpión. Y sabe una
cosa.. que le gané.
-¿Ganó?
¿Y qué ganó?
-Un
pico.
-¿Un
pico para pinchar o para cavar?
-No
debía ser muy bueno, porque en cuanto quise clavarlo, se dobló. Y fíjese que lo
que quería era clavarlo en un huevo de lombriz... así que me quedé compuesto y
sin huevos ni pico.
-Lo que
tiene que hacer es afilar el suyo...
-¿Mi
pico? Si yo lo que tengo es una barrena, eso sí con su buena punta y todo. En
cuanto me deje le demuestro lo bien que hace los agujeros... y más si es en
blando...
-¿No se
le ocurrirá pensar...? jaja. No se hizo la miel de la oruga para el palillo del
ciempiés... jaja.
-¿A que
no se atreve a dejarme que se lo demuestre a la noche...
-Huele
bien por aquí. ¿Qué es?
-Déjeme
mirar. Ah, sí. Unas matas de lavanda. Y... oiga. Qué mariposa tan chula se ha
posado sobre ellas.
-No me
diga que... pero si mi hermana la mariposa estaba perdida... como sea ella...
qué alegría me daría.
-Ah,
¿su hermana? Espero que tenga mejor genio que usted... Desde luego como bonita
es un rato largo... y qué alas tiene....
-¿Hermana?
¿Eres tú? A ver, déjame que palpe tus alas... Sí, son las tuyas. Igual de
suaves y cálidas. ¿Dónde estuviste? ¿Cómo viniste hasta aquí? Por una vez aquel
charlatán humano que se decía adivino, puede que acertara. Y mira que siempre
quise huir de aquella gente que presumían de adivinarlo todo y profetizarlo
todo. Cómo les gustaba hacerse escuchar por los incautos. Cómo se
aprovechaban... que si mirando los pliegues de los culos, que si los iris de
los ojos de plástico, que si las excrecencias de los gatos disecados... qué
gentuza... Hermanaaaaaa... abrázame, anda... ay ay ay ay qué preocupada me
tuviste..
-Oiga
que yo también quiero abrazar...
-¿Abrazar
usted? ¿Y que me la rompa a mi hermanuchi...
-No
será para tanto. Qué aleteo más fino. Si mis pies funcionaran... ay ay ay. Qué
bonita es. Ande, véngase con nosotros que esta noche la vestimos de fiesta.
-Anda,
ciempuzo... ni se te ocurra soñar con que mi hermana te aúpe en sus alas. Mi
hermana es de la realeza, la primera entre las de la clase primera. Y usted...
un zafio y patoso ciempiés. Ni se acerque, no la vaya a manchar con su barriga
de arrastrao...
-Desgraciado
de mí... ande entonces, quédense las dos ahí que yo me marcho solo. Desgraciado
de mí... nunca ha de ser para mí aquello que tanto quiero...
-Sí,
hermana. No es mal tipo ese ciempiés. Habrá que ir por él. Al fin y al cabo me
acogió cuando yo no tenía donde ir... cuando tenía tanto frío... cuando nadie
me quería por haberme quedado ciega... Qué tonto es. Véngase con
nosotras... no se enmohinezca... no sea tontorrón... aún querrá que mi
hermana y yo le hagamos posturitas... así, así... así está mejor.
-Ay,
déjenme... zzhhhhzsssjjjj me quiero morir...
-Ya está lloriqueando. Vaya manera de recibir y agasajar a
mi hermana… Vamos, enséñele nuestro hogar. Y ni se le ocurra sacar la barrena a
pasear, ¿eh? ¿Eh? ¿Eh?
-Uy uy uy, la barrena necesita el berbiquí que la ponga en
marcha… y me temo que… Vamos para nuestro árbol. ¿A que se va bien en este
carricoche… Lo hizo su hermana para mí…
-No se malacostumbre, pero cójase de ella, que yo voy a
prepararle un refresco… no, no le voy a dar el brebaje que tanto chupé yo el
otro día. A mi hermana, en todo caso, le daríamos champán de verdad y de eso
aquí no tenemos…
-Sáquele las guindas ésas que guardaba para celebrar.
Untadas en refresco son teta de libélula. Las guardaba para obsequiárselas en
el desayuno después de haberle enseñado lo bien que practico eso de agujerear
en blando, pero…
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