miércoles, 5 de noviembre de 2014

De pervertidos y lujuriosos



Buena noche de miércoles
Otro diálogo entre nuestros amigos el ciempiés y la oruga como canto al humor y a la sonrisa Que te guste.
Un abrazo guasón.


De pervertidos y lujuriosos

-¡Qué dolor de cabezaaaa! Maldita sea, porqué le haría caso. Tanto chupar y chupar… Qué dolor de cabeza. A saber qué me habrá hecho usted mientras dormía. Tanto insistirme en que chupara… seguro que me lo dijo por algo. ¡Maldito cojo! Y el caso es que noto en mis curvas cierto cosquilleo… ¿no aprovecharía para echarme sus malos pies encima? Ummm no me fío ni un pelo de usted.
-Pobre ciempiés. Pobre de mí. Si mis pies no sienten nada. Ya me habría gustado, ya, echarle la pata encima…
-Toma, y a mí la vista a usted, ja.
-Sí que se ha despertado la señorísima oruga de mal humor. Con lo contentita que se puso chupando… uujummm jijijiji. ¿Ya no se acuerda? Y qué bien se le daba, porque ver no verá, pero chupar…
-Chúpate ésa, ciempiés que ni del derecho ni del revés… ¿Y otra cosa? ¿Ha visto mi sostén? No lo encuentro por ninguna parte…
-Ah, ¿era su sostén? Mientras usted dormía la mona, yo he acarreado agua para nuestro uso y consumo. Me venía mu bien sobre mi lomo para hacer menos viajes, que bastante me cuesta arrastrarme.
-¡Será ciempuzo del demonio! Mi sostén como si fuera unas alforjas de aguador. Como me lo haya agujereado… me lo como.
-Al revés, tuve que sellarle un par de agujeritos que tenía, uno en cada vaso… Usted sabrá por qué los tenía…
-Menos mal que los tangas no los ha tocado…
-Eso le pasa por hacer topless…
-¿Qué voy a hacer yo topless. Ni que esto fuera la playa del Caribe. Un miserable chopo, un riachuelo y un puente.. Usted que está pervertido y con lo único que sueña es con mis curvas y mis todos. Si yo le contara de los humanos… esos sí que están pervertidos. Usted no vale ni pa eso.
-Oiga oiga, que sea paralítico no quiere decir que no tenga ojos y que no me guste ver a las hormigas, orugas y mariposas en su jugo… Que no pueda tocar, no quiere decir que no me guste mirar. Pero cuénteme, cuénteme eso de los humanos…
-Pues eso… de pervertidos y lujuriosos… aprovechan para sobar las protuberancias delanteras o traseras en cualquier ocasión, nada más que haya apreturas, se asoman a la ventana en cuanto alguien se desnuda, o peor, y no apaga la luz, van a las playas y piscinas nada más que a mirar y babear… Y ahora creo que se dedican a hacer fotos para luego ponerlas por ahí… ¡cochinos! Y los que se ceban en los cachorros de su especie… aún peor… hasta los hay que como no tienen lo que tienen que tener abusan y violan y mancillan y rompen…
-Sí que hacen cosas esos humanos… con lo a gustito que estamos usted y yo aquí. ¿Quiere que demos una vuelta a ver si se le despeja la cabeza?
-¿Habrán terminado con el sapo? Acuérdese que ayer daba unos chillidos… qué miedo me dio.
-Nada, hoy no hay nadie ahí abajo. Ande, ayúdeme a quitarme el sostén y súbame al carricoche.
-Déjeme mirar mi sostén. Bueno… parece que… no lo ha roto… y qué lisito está. Me lo ha lavado, qué bien. Aún tendré que dejarle los tangas para que haga con ellos lo mismo…
-¿Lavarlos? ¿O ponérmelos? No me veo yo con sus tangas, con lo pequeños que son y lo largos que son mis pies. No sabría meterlos…
-Ande, ande. Suba que nos vamos. Hace fresquito…
-Si se pusiera la bufanda…
-¿La bufanda? ¿Qué bufanda? ¿No se referirá a la liga?
-¿La liga? ¿Qué es eso? Yo conocía la liga de fútbol de los insectos y la de baloncesto de las cucarachas…
-Corre corre carricoche… ¿quiere que le cuente lo que se ve?
-Mientras no me tire… cuénteme usted algo, por una vez… Ya podía hablarme de huevos, pollitos, o pollitas, y ciempiés guapos. ¿O no los hay entre los de su clase? Digo guapos, de ésos que una se los comería como si fuera queso…
-¿También a usted le gusta el queso? Yo me apunto a uno que dicen manchego… Huele que… no vea cómo huele.
-Me da igual que lo vea o no, el caso es comérmelo… ¿No será posible que en este nuevo hogar que me buscó el otro día demos con algo de eso? ¿Aunque esté duro?
-Las cosas duritas son las que mejor saben… Pero si luego le pasa lo mismo que chupando a mí no me eche la culpa, ¿eh?
-Ummm ya veremos. Ciempiés del carajo…
-Oruga de la buena tranca...
-¿Qué dice?
-Nada nada, jijiji… qué bello es vivir… y más con usted…
  

1 comentario:

Piedad dijo...

¡Jejejeje, qué bueno!

Hola, Alberto.
Aunque hace tiempo que no paso por aquí, quiero que sepas que me gusta mucho este relato de la oruga y el cienpiés. ¡Es muy divertido, siempre con essa gota de humor que haces que brote una sonrisa, jejeje.

Te dejo abrazos sonrientes.

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