Hace justo hoy un año dije: “Cómo no escribir, siquiera unas
sencillas líneas de agradecimiento a Voluntarios BBVA, a Diego Cruz y Paco
Alvarez, Joaquín Santos y resto de buenas gentes que hoy, otro año más, me han
acogido con el cariño y naturalidad de siempre… Bueno, que en 2015 pueda volver
a tener el lujo de recibir esta mágica acogida.
Y a quienes forman parte de BBVA decirles que se sientan
orgullosos por contar con su Oficina De Voluntarios. Todo un ejemplo de buen
hacer y solidaridad.”
Pues bien, hoy vuelvo a ratificarme en ello y por eso lo
copio, tal cual.
Otra vez más, otro año, el quinto para mí, hemos ido a
construir naturaleza y concordia, esta vez al pueblo de Villamanrique de Tajo y
yo he vuelto a estar allí. Cómo no.
Y como cada año, nunca falta la novedad en lo que hemos de hacer,
pero lo que siempre es igual son la calidez y armonía clásicas que a esta gente
les son tan proverbiales.
Esta vez, dadas las características del terreno (bastante
pedregoso), supongo que por animar el cotarro, al principio, en lugar de
plantar, habría que desplantar jajajajaja, luego hemos depositado bellotas en
vez de matas de encina o manzano, así que el Albertito no ha podido estarse
quieto en la mata y, por fin, se han puesto algunas encinas, ya bastante
creciditas, por cierto, a las que se las ha protegido con una especie de
corralito de alambre y troncos en forma de triángulo.
Vaya, que eso me ha permitido sentirme más útil que otras
ocasiones, pues era más sencillo tirar del protector de plástico para retirarlo
y sustituir la mata seca por la bellota. He aprendido que había que poner
bellotas trampa, es decir unas que tenían un agujerito hecho por cierto
gusanejo y que se dejan para que otros, torpes como yo) no tengan que
molestarse en hacerlo nuevo y así no cargarse a la que hemos dejado tumbadita y
bien a resguardo de hormigas, saltamontes, conejos, ovejas y cabras.
Qué cosas, hace algún tiempo, alguien plantó en ese cordel
de la cañada real de Castilla, una buena cantidad de encinas con el mecanismo
establecido, pero de aquello prácticamente todo estaba seco, no habían medrado,
por lo que había que limpiar el terreno y cambiar de estrategia. Esto me ha
dado que pensar… todo lo que hemos plantado a lo largo de los años, ¿habrá
corrido la misma suerte? Si así fuera… me da pena. Cierto, una jornada muy
bonita, pero ¿de qué sirve? Esperemos que algunas de las más de 3000 bellotas
que hemos depositado hoy, sí lleguen a constituirse en encina. Será a más largo
plazo, pero, al menos, por probabilidades, puede que el resultado final sea más
efectivo. Ojalá que así sea, y pueda decir, de verdad, al fin de mis días, que
yo planté algún árbol.
¿Cómo he participado? Paco Álvarez me decía dónde había
algún protector de encina seca, yo tiraba de él y lo arrancaba, me ponía la
bellota en la mano, la depositaba en el agujero (que otra persona hiciera tiempo
atrás) y la tapaba con tierra. Pero luego, como la zona estaba muy concurrida
nos hemos alejado, de camino, Angela, de Reforesta, me ha dejado sus guantes, y
la verdad es que me han venido muy bien para lo siguiente… Paco hacía el
agujero, mucho más pequeño que el que se necesita para plantar los cepellones,
me daba la bellota y yo la tapaba tocando tocando, pese al guante, pero con la
mano bien protegida, hasta dejarla enterrada. Así, veintitantas veces.
Siempre es destacable la notable participación de los niños
y niñas, que disfrutan también, aprendiendo cosas del campo. Hoy han tenido la
suerte, además, de encontrarse con un pastor que llevaba un borriquillo. No
creo que se llamara Platero, pero desde luego que ha sido la estrella del día. ¿Quién
podría hacerle sombra? Jajajajaja. Vamos, que se han montado y lo han
conducido, fotografiado y tocado. Albertito… jajajajaj. No, no, no, no no…
jajajajjaja. Yo ni me he montado ni lo he acariciado ni fotografiado ni
tironeado.
En fin, tiempo espléndido, comida agradable y charla,
chanzas y veras, chistes y rimas que no falten tampoco.. Es que… el restaurante
se encontraba ubicado en Villarejo de, no recuerdo qué, pero la rima ha salido
cual sifón de gaseosa… “Villarejo Villarejo… tócate el … ¿abadejo? Jajajajajaja
(es lo que tiene ir de campo y ver tanta madriguera, no precisamente de
abadejo).
Gracias siempre, amig”s de la Oficina de Voluntarios
y,claro, consortes que les acommpañan y que me ayudan… que la luz os acompañe y
guíe siempre.
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