Feliz sábado.
Antoine de Saint-Exupéry dice en la dedicatoria de “El
principito”: “Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de
ellas lo recuerdan).”
Me parece una frase genial, como todo el libro, claro que
sí.
Del mismo modo, Rainer Maria Rilke dijo: “La verdadera
patria del ser humano es la infancia”.
En fin, vayan las palabras de esos dos grandes escritores
para reivindicar la infancia, con sus ilusiones, inocencia y sinceridad sin
tabúes ni complejos.
Los cuentos que nuestros padres nos contaron para ayudarnos a dormir, la sorpresa que les
lleva a afirmar: “¿En serio?” con cara adorable, el desconocer los eufemismos y
convenciones o la despreocupación por el mañana que les hace beberse de un solo
trago el presente.
Es época para ellos de vacaciones y juegos, de libertad, en
pueblos, playas y parques.
Yo también fui niño, ¿o no? Jejejeje. Un niño que se refugió
en la lectura para guarecerse del dolor y la impotencia, que se hizo amigo de
doña Imaginación y soñaba con ser héroe o inventor o descubridor de tesoros.
Y que, haciéndoles caso, sigo siendo niño porque continúo
soñando con ser el héroe que vence a los fantasmas que entristecen a sus
amig@s, inventor que inventa la sonrisa cada mañana para regalarla a quien se
cruza en su camino o descubridor de tesoros en cuyos cofres se hallen las
piedras preciosas y doradas monedas de la confianza, confianza ciega, faltaría
más, el aprendizaje, la sorpresa o los pequeños detalles.
Que no se te olvide a ti tampoco que fuiste niño y mantengas
la Ilusión y la fe en la Magia (con mayúsculas) y que nadie te exilie de la
patria de la Niñez.
Que no dejes de crear barquitos de papel para navegar por el
océano de la fantasía, que no te aburras construyendo castillos de arena junto
al mar y que te emociones buscando tu estrella en el cielo o haciendo que la
toalla con la que te secas sea, en realidad, una alfombra mágica que te lleve
al reino de la Felicidad.
Un abrazo de niño.
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