No me canso II

Buenas noches:

Aun a riesgo de que me taches de poco original, comparto mi esbozo poético de esta semana. Hace no mucho, ya canté algo así, pero es inevitable que continúe, ajeno a la fatiga.

Permíteme que lo dedique, especialmente hoy, a Sonia del Carmen garcés. Porque en los apenas 20 años de amistad, que nos une, hemos compartido sueños y frustraciones, pizzas y bombones, secretos y confidencias. Cómo no hacerlo, si hoy me ha impactado su regalo: un ramo de flores, qué pasada, qué felicidad. Que una mujer guapa de cuerpo, pero más aún de alma, me regale flores. A mí, al cieguito Albertito.

Con mucho cariño para ella y para ti…

 No me canso II

De mordisquear tus sueños de golondrina

Y de beber tus besos de fresa.

Cuando camino, cogido de tu cintura.

De escuchar el vuelo de tus alas de princesa

Que entre las nubes, aventurera, siempre camina.

De mirar el cuadro de tus ojos

Y tocar la melodía de tu risa.

Cuando pedaleo, sentado en el trono de tu dulzura.

De devorar el perfume de tu piel, sin prisa

para emborracharme, goloso,  entre los helechos y los hinojos. 

De asaltar la fortaleza de tus sentidos

Y obtener, como triunfo, tu goce.

Cuando vienes a enseñarme lo que es sorprender con hondura.

De husmear esa flor que tiene tu nombre

Y abrir, con ella,  la puerta de mis paraísos perseguidos.

De acariciar las baldosass de tus porfías

Encajándolas entre los resquicios de mi alma.

Cuando me traes tus tentaciones, con nombre de locura.

De bordar el tapiz de tu cama

Y verter, en él, mis alegrías.

De franquear el suntuoso palacio de tu ilusión

Y meterme en tu misteriosa alcoba

Cuando navego por el mar de tu calentura.

De actuar como noble payaso, ronda que te ronda

Y entretener tu tristeza, a cada ocasión.

No, no me canso

Cuando camino, cogido de tu cintura;

Cuando pedaleo, subido en el trono de tu dulzura;

cuando vienes a enseñarme lo que es sorprender con hondura;

cuando me traes tus tentaciones, con nombre de locura;

cuando navego por el mar de tu calentura.

Sin ti, ciego solitario, jamás alcanzaré el descanso.

Acúname en tu regazo de miel,

Abrázame entre tus brazos de hada,

Llévame en tu fuego de abrasadora mirada,

Aúpame en tu espalda de compañera fiel.