Así es, como indico, acaban tres días en los que, para
alguien como yo al que tanto le interesan la literatura y los libros, han
estado cargados de emotividad e ilusión.
Tres días en los que he tenido ocasión de acercarme a dos
grandes escritoras, como son Luz Gabás y Almudena Grandes, y hoy, haciendo una
visita guiada al museo de la Biblioteca Nacional.
Te cuento.
El lunes dimos por finalizada la 2ª temporada de esa
aventura literaria que emprendimos 4 personas ciegas, apasionadas de la
lectura. El Café Literario Ferreiro. Coronada con una soberbia comida que
precedió al encuentro con la escritora aragonesa, autora de “Palmeras en la
nieve” y “Regreso a tu piel”. Su campechanía, su espontaneidad y su sinceridad
me encantaron. Nos habló de la primera, una historia familiar ambientada en el
colonialismo español de Guinea Ecuatorial. Un texto, plagado de fantásticas descripciones
llenas de color, además de las historias de amor que se tejieron durante
aquellos años.
Las 9 sesiones de que ha estado compuesta la tertulia han
dado lugar para integrar los temas de ficción y no ficción, así como los
escritores ciegos con otros de reconocido prestigio, de la talla de Gonzalo
Giner, Julia Navarro o Paloma gómez-Borrero.
Ya pensamos en nuevos autores a los que invitar para
enriquecernos mutuamente con sus obras, siempre con el distintivo de contar con
ellos, ser integradores en cuanto a los géneros y mantener nuestra apuesta por
la normalización social.
Ayer, martes, también acabó el otro club de lectura en el
que participo, en esta ocasión, también de forma inclusiva, en Casa del Libro.
Es para mí, un orgullo poder comentar los libros con
personas sin ningún tipo de discapacidad, en igualdad de condiciones y tener la
suerte de ayudar a difundir el braille, entregándoles ejemplares de las obras
que se comentan, caso de que vengan sus autores.
Almudena Grandes estuvo también cercana, aunque con otro tono.
Su voz de fumadora empedernida y el tema del que trata su “Las tres bodas de
Manolita” hicieron que la tertulia fuera menos divertida, pero sí la mar de
ilustrativa. Me quedo con aquello que dijo sobre muchos de los que se quedaron
en la retaguardia, valientes porque hubieron de subsistir. Todo un tapiz de
cotidianeidad en medio de una guerra, amores y traiciones, afanes y esperanzas.
Por último, hoy,al fin, he podido visitar la Biblioteca
Nacional. Esa institución que fundara Felipe V en 1712 y que alberga todo lo
que se publica en nuestro país. Hemos descubierto, de la mano de Concha, su
guía, las distintas salas en las que se hace un recorrido por la historia de la
escritura y la lectura, por los sistemas alternativos (incluido el braille) y
sus joyas, códices e incunables, periódicos, cómics y exposición fotográfica.
Estar cerca del Cantar de Mío Cid, de los primeros tipos de
imprenta o ese Indice de Libros Prohibidos o, incluso, en la majestuosa fachada
de entrada me ha encantado. Claro que…
Sí, claro que todo estaba en vitrinas, independientemente de
que mucho de lo que se expone es facsímil y que esa noticia que leí en torno a
las voces de la memoria (según la cual se podían escuchar voces de 10 grandes
literatos de nuestra Historia) era una milonga. En fin. Como siempre, estar,
estamos, pero sigue siendo necesario avanzar en el camino de la accesibilidad.
¿Lo esencial de todo esto? Participación, aprendizaje de
experiencias para el recuerdo y buena literatura que se hace grande al
compartirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario