Que os aproveche. Con cariño.
Amapolas en campos de Castilla, labios rojos de ubérrima tierra
roja.
Fuego candente que en tu fragua es, lava que sobre mi piel, con tu fuego, tesoros forja.
¿De qué color ves los colores, ciego amigo?
Cerezas en carnosa sazón, dulcísimo fruto que mi boca en tu
boca moja.
Coral de afiligranado joyero, lecho que tus apasionados
sueños aloja.
Verde hierba empapada de tu rocío, frescor de mi mejor mañana.
Musgo apretado sobre tu leñoso tronco, alfombra de mi pasión
ufana.
Me preguntas, con curiosa intriga.
Alimento que a mi alma sacia, verde doncella devorada de tus
manos, manzana.
Esperanza, con tu amor, iluminas mi oscura rutina cotidiana.
Rayos de cálido sol, caricias sobre mis mejillas con tus
tibios rizos.
Oro bruñido de tu risa, confite de mi mágico bautizo.
Sensaciones son para mí los colores, te digo.
Refrescante limón por tus poros, con mis dedos de seda, deslizo.
Amarillas espigas de trigo, fruto de nuestra
semilla que mi universo, hizo.
Azahar, perfume inigualable que de ti, inhalo.
Zumo que tras cada noche de amor gozada, para ti, preparo.
Admirada quieres que, aún más, te diga.
Rosetón de almíbar que lamer quisiera de tu fuente, gajo a
gajo.
Junto a ti, anhelo, en aquel misterioso jardín, soñar bajo el
viejo naranjo.
Espumeante ola de mar azul que nos envuelva.
Cielo limpio de atardeceres, unidos, para siempre, nos vea.
Abres tus ojos para, con ellos, ahuyentar de los míos, la
negra hormiga.
Danubio que vea. Enamorado que de él, su vals, sólo para
nosotros, suena.
Taza de porcelana milenaria en que beberé tu regalo,
exquisito té de menta y hierbabuena.
Rojo fuego de amor y pasión.
Verde hálito de esperanza e ilusión.
Amarillo oro de próspera indisoluble fusión.
Anaranjado manjar de placentera perversión.
Azul melodioso de viajes con la única meta de tu alma por
conclusión.
1 comentario:
Arco iris de pasión, frutos prohibidos,
blanca piel sobre la fina arena,
una mano se pierde en la melena,
la otra en el negro del vestido.
Palabras inquietas, amplio surtido,
salen de una boca sonrosada,
caricias mil, que no son nada
comparadas con lo que queda ahí escondido.
Del viento azul que exhala en su oído,
y del ciclón que nace de otro aliento,
dibujan espirales en el cielo
que hablan del camino recorrido.
La vida cobra así otro sentido
vivida con palabras de esperanza,
asaeteados por las flechas que te alcanzan
alguna vez o, si no, estás perdido.
El sol escribe poemas a la luna
y a la distancia que le separa de su ombligo.
El sol, rey de un sistema en blanco y negro,
luz pura da, felicidad y colorido.
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