jueves, 2 de mayo de 2013

La casa vacía está



La casa vacía está.
El hogar se siente solo. Muebles, cuadros, enseres… todo ello aparece yerto.
Quien lo habría dicho hace un instante, ayer, anteayer, el otro día. Había vida, voces y calor. ¿Y ahora?
Esta noche de jueves nada queda de todo eso.
La visita se fue, el dueño solo se quedó. Recordará, vivirá, esperará.
Sí, esperará a que alguien de nuevo llegue con su júbilo y deseos de entrega compartida.
Claro que sí, está acostumbrado a su soledad, a la compañía del teléfono y el ordenador, pero las voces cálidas de amor hoy se echan de menos.
Un buen libro le servirá de compañía, las viandas dejadas le harán feliz y el aroma aún protagonista se dejará sentir.
Luego vendrá el ambientador con aroma a limón, el sillón amigo donde descansar y el ordenador, fiel cómplice de amarguras, tristezas, correos animosos y ventana al mundo de la luz.
La casa hoy vacía está. La música de Los Secretos quiere ser sustituta.
 La casa vacía quiere gritar en silencio: “¡volved, venid, os espero!”
Hogar y casa vacíos están, solos se sienten.

4 comentarios:

maria candel dijo...

Encantada de conocer tu blog, te envió un cálido saludo desde Caracas.

Alberto dijo...

María, muchas gracias por tu visita y calidez.
Con mis mejores deseos de paz y bien.
Un afectuoso saludo desde España.

Rosa Sánchez dijo...

Tal vez la casa vacía está.
El silencio se instala en las sienes.
Pero mira, el corazón queda lleno...
Recuerdos, emociones, palabras…
Si lo deseas, puedes sentirlo
cada vez que mires hacia dentro.

La vida, un eterno transitar,
se compone sólo de recuerdos.
De emociones compartidas,
de besos de despedida,
de ilusiones y de encuentros.

Hay quien acompañado está solo.
La soledad es algo pasajero.
¿Sientes las alas de la amistad,
su batir, su dulce revolotear?
Son luz para la inspiración,
son huellas, son almas, amor,
inspiración y relatos de cuento.

Alberto dijo...

Rosa, gracias especiales por este bonito comentario tan sentido y estimulante.
Tienes razón, claro que sí aunque hay veces en que uno no escucha esas alas ni esos recuerdos, sordo como está ante el ruido de la soledad y la tristeza.
Menos mal que esos momentos son pasajeros que huyen en pos de otros destinos.
Besos de luz agradecidos.

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