Por el peso de la taza
Me acuerdo, a cuenta de la anécdota que me ha sucedido esta
mañana y que ahora comparto aquí, de esa canción que habla de besos y de
flacas. Y ya se sabe… no es lo mismo dos tazas llenas de té que dos tetazas,
jejejejej.
Bueno, la cuestión es que cuando he ido a tomar el café de
cada día a la churrería en la que desayuno normalmente, por lo que ya conocen
que siempre tomo un café descafeinado de máquina con leche (los churritos los
dejo para alguna ocasión especial), la camarera me ha dejado enfrente de mí, la
taza. Yo, pensando que ya estaba servido, me he dispuesto a acercármela a los
labios y tomar el primer sorbo.
Cuál no ha sido mi sorpresa, cuando la he cogido, que me he dado cuenta de que pesaba menos de
lo normal. Así que le he preguntado:
¿Le ha puesto la leche?
-Ah, no; caballero. Se me había olvidado. Qué listo es
usted.
A lo que le he respondido:
-Listo, no; lo que pasa es que soy ya perro viejo.
En fin, que la chica se ha quedado alucinada porque yo
hubiera descubierto su descuido sin probar el contenido.
Y es que uno, sin ver, desarrolla estas habilidades /
trucos. Éstas y otras muchas. Y aún, que yo, al no ser ciego de nacimiento no
tanto. Por ejemplo, no soy capaz de saber, por el peso, si ya he llenado de
agua el vaso, así que meto el dedito y hago como si fuese una boya de tal
manera que cuando el agua roza el dedo sé que ya no debo seguir echando so pena
de provocar un inesperado baño.
Un
cálido abrazo de taza llena, jejejej.
1 comentario:
Cualquier dia te vienes a una monteria y te colocamos en la solana y aciertas el mejor trofeo yo que se porque intuicion.... Jeje. Tienes vista de lince¡,
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