Me resulta enormemente difícil reflejar lo vivido este fin
de semana gracias a este libro que apenas hace un año, ahora, estaba en la
imprenta de Vive Libro editorial. ¿Cuál sería su verdadero éxito? ¿Adónde me
conduciría? Si cuando el próximo 1 de junio se celebre su cumpleaños haré
balance del primer aniversario del que, sin duda, ya para siempre será mi hijo primogénito,
he de decir que en buena medida, la respuesta podremos encontrarla en este fin
de semana de magia y luz; de encuentros y amistad; de literatura y sueños; de
testimonio y entrega; de sol y poesía; de cangrejos y mar; de excelsos
alimentos.
Salir del trabajo el viernes y, tras cargar el equipaje de
presentes para regalar e ilusiones que compartir, no saber si tendré reservada
la ayuda para subir al tren en Atocha, pues me he dado cuenta de que no he
recibido el SMS habitual de confirmación; no saber si llegaré a tiempo a
Alicante para enlazar con el cercanías que me conduzca hacia Orihuela aunque
Ana esté esperándome, Ana, sí, mi particular Dama de Elche; no saber si cuando
llegue a Orihuela me enteraré de que he llegado a destino, dado que la
megafonía del tren no funciona y ella se habrá bajado 4 estaciones antes; no
saber si Rosa y su familia estarán allí, a tiempo, para recogerme teniendo en
cuenta que hay obras; no saber si el sábado por la mañana acudirá gente al Baúl
del Libro, aun cuando la promoción ha sido excelente lo mismo que por la tarde
en Códex y es que a nadie se le ocurre contraprogramar dos humildes
presentaciones literarias frente a comuniones mil, partidos locales de fútbol,
fiestas rocíeras y el inolvidable
Festival de Eurovisión; no saber, en fin, si Rosa, con su dedicación y cariño,
me reservará alguna sorpresa después de haberle animado a que se sienta libre
en el desarrollo y organización de los eventos.
No
saber nada de eso pero confiar, con mi proverbial confianza ciega en que la luz
de “Huellas de luz” ilumina mis pasos para conducirme a puerto seguro.
Claro que sí, símbolos. Símbolos que hablan de estrenar
bastón blanco como esos ojos de Miriam, la maravillosa hija de Rosa Y Ximo, que
son faros o de que hagamos del Día Internacional de Internet el momento
adecuado para convertir en física una amistad especial entre Rosa y yo, gestada
a través de la blogosfera hace un buen puñado de años.
No, el auténtico éxito de “Huellas de luz” no
estriba en los ejemplares vendidos o el número de las personas que quisieron
acompañarnos. Tampoco estriba en que se haya hecho visible en la comarca de la vega
baja del Segura, por supuesto que sí, también. Pero, su verdadero éxito se ha
visto plasmado en la magia creada. Magia que ha promovido Rosa, como lo habría
hecho la primera de las hadas, con su
impulso y buen hacer para que cayéramos en las mejores manos. Magia para que
este cieguito, desconocido y pequeño que tan solo aspira a ser uno más y hacer
de este mundo un hogar más cálido, haya sido acogido con la hospitalidad de los
mejores anfitriones. Magia para que mis sentidos se vieran colmados de la
sensibilidad de los grandes poetas Miguel Hernández, Luis Pla y la propia Rosa.
Magia que me ha hecho ver cómo a alguien le brota alguna lagrimilla de emoción
pero también de risa chispeante entre bromas y veras.
Magia, sí; pero también luz. Luz que irradia cierto sol
tatuado en un alma grande, luz iluminadora que tiene nombre de literatura
porque para mí estar en librerías como las que me han recibido es alumbrar mi
espíritu y luz es recoger el afecto de quienes, con el corazón, han querido ser
ojos para mí, ojos a través de los que mi ceguera queda atrás.
Magia y
luz, luz y magia. Y huella, cómo no. La huella que ha dejado todo eso en mi
memoria y, quién sabe, la que yo habré dejado en alguien con mis apasionadas palabras
que aspiran a valer más que mil imágenes y que son hijas de los valores que mi
familia me inculcó y que son las señas de identidad de la obra que me
representa.
Viernes noche de recibimiento inaugural y nervios, sábado de
emotivas certezas literarias y domingo de sentimientos encontrados entre la
alegría y la nostalgia, la plenitud y la morriña por la partida, entre la
Esplanada y ese soberbio arroz abanda.
Gracias por arrobas,
gracias a Rosa, Ximo, Adela y Miriam, a Luis y a su familia, a Ana _que se
esforzó por regalarme su tiempo en plena época de exámenes_, a los responsables
de las librerías, a Emilio Tomás García _doctor en Ciencias de la Información
que condujo el acto de la mañana de forma magistral_ y a Maite Sánchez Cánovas
_directora de la ONCE en Orihuela que estuvo conmigo por la tarde_, gracias a
quienes quisieron pasar un rato junto a nosotros y, encima me aplaudieron y
todo, además de pedirme que les firmase con la letra y el cincel de la mejor de
las escribas, gracias a los trabajadores del hotel Lomonte que me han ayudado
durante mi estancia, gracias al guía que me ha enseñado la casa en la que vivió
Miguel Hernández con tanto interés y cercanía, gracias a la bibliotecaria de
Callosa y a quienes me han pedido que vuelva y lo haga para transmitir
nuevamente mi mensaje de optimismo y esperanza, de optimismo porque entre ver
la botella medio llena o medio vacía me quedo con aquella opción ya que ni la
una ni la otra las veo, y esperanza porque, cómo no voy a creer en la
esperanza, si hay tantas gentes buenas que de forma tan generosa me regalan
tantísimo.
Siempre adelante, por supuesto y que esta meta alicantina
primaveral resulte ser el inicio de nuevos caminos de concordia, ejemplo y
futuro. Porque se puede y merece la pena intentarlo.
Va por Rosa, por ellos y por ellas, por el humor y el amor,
ese amor que han puesto en conseguir que mi ceguera se torne luz a lo largo de
este fin de semana pilarista y oriolano.
10 comentarios:
ENHORABUENA para tí, para las Huellas y cómo no para Rosa y todos los que han hecho posible todo lo que cuentas. Saludos.
¿Qué puedo añadir yo, Alberto? Mereces un 10 por todo y toda mi admiración. Un 10 en organización y en ejercicio de memoria (donde no eres nada corto, como he podido comprobar). Un 10 como ejemplo de entrega y generosidad. Un 10 en la habilidad de dejar huella, calar hondo, tocar fibras sensibles, acariciar almas… Has dejado aquí corazones marcados, felices por haber gozado de tu presencia, huellas, en definitiva, huellas profundas y perennes.
Quien hemos estado, quien hemos tenido la dicha y oportunidad de escucharte, hemos salido enriquecidos por todos aquellos valores y ejemplos que transmites y en los que ya te has convertido y orbitan alrededor tuyo. Esa magia de la que hablas, la has hecho visible. La hemos tocado, como se dijo, con las yemas rosadas de los dedos.
Un lujo, un placer y un honor haber compartido contigo escasas horas que, a los ojos de cualquier poeta, significan ya eternidad. Y como no podía ser de otra manera, para agradecer tu esfuerzo y dedicación hacia el pueblo alicantino, hacia amigos comunes, hacia mi familia y hacia mí misma, a quien has coronado con toda clase de bellos adjetivos, símiles y atributos inmerecidos por mi parte, pero que agradezco enormemente, aquí te dejo una humilde poesía gestada para ti a partir de esa visita tan especial, a partir de ese viaje en el tiempo, ese retroceso a una época difícil y turbulenta, con coscorrón incluido, en la casa de uno de los más grandes poetas.
Un poeta que se precie
no puede vivir recluido
ni encerrado en una jaula.
Conformidad y silencio,
cautividad, alto precio…
no es de su idiosincrasia.
Necesita visitar nuevos mundos,
vivir, sin más, de ilusiones,
sentir el todo y la nada…
Levantar el vuelo, posarse,
descubrir, caer, levantarse,
alzarse plegando las alas.
Poesía es tocar el cielo
coronado de estrellas,
de universos infinitos
y constelaciones pleyadianas…
Dejaos de rústicas paredes,
muros de cal, pastoreos,
techos de barro y jofainas.
Un poeta nunca es de su tiempo,
pertenece al futuro,
donde nadie sabe llegar
si a la poesía no se abraza.
No quiere muerte sin vida,
no ensalza al amor con medida,
no ve dolor, sólo herida…
Huye de cosas mundanas.
Necesita de nuevos amores,
tomar, alcanzar, nuevos rumbos,
libertad, sueños y un alma,
sin la que se hace pequeño.
Musa, inspiración, lo más bello...
Y con una vida, no basta.
Muchas gracias por todo, Alberto. Que nos sigan bendiciendo con tu presencia por muchos años. Gracias, gracias, gracias.
Nada puedo añadir a lo dicho en la entrada y los comentarios dejados.
Un poema hecho para mí, una anónima felicitación.
A seguir contando y animando.
Que todo esto nos prepare para cuando vengan momentos de oscuridad sepa llevarlos con la misma firmeza.
Un afectuoso abrazo.
Bueno, bueno... Rosa se ha inspirado. Con poema y todo...
Esa es la emoción de la vida: no saber lo que va a pasar. Yo tampoco sabía si llegaríamos a tiempo. Sin obras, sabía que iba a estar difícil. Con obras ya, era un poco más complicado. Pero me pegué una buena carrera y llegamos. Tú no me viste correr por toda la estación de Alicante, de punta a punta. Eso fue memorable.
Un abrazo.
Acróstico improvisado
Alma sin cadenas,
Libre como el viento,
Barco que sin brújula
El mar cruzado has.
Ríes con tus huellas,
Tu luz nos ha traído
Olas de optimismo al Pilar.
Gracias, buen amigo,
Ilusionista, sincero:
Luz, sin sombras, en el candelero.
Gracias, Alberto, por el mensaje de tu persona.
Hola, Alberto.
Ayer pasé por aquí y veo que no se publicó mi comentario.
Te decía que el poema es precioso y te felicitaba por este año de éxito de tu libro "Huellas de luz", el cual espero con ansiedad poderlo leer en cuanto lo reciba de la biblioteca de Madrid, en la que tomaron nota para enviármelo en cuanto estuviera disponible. Igualmente te felicitaba por todo lo que compartes en este medio de comunicación y que a mí me encanta leer.
Te dejo besos y abrazos.
Piedad.
Ana, aunque siento que te tuvieras que dar esa carrera, demuestra lo en forma que estás porque llegaste a tiempo.
Y sí, las sorpresas son aliciente aunque a veces puedan llegar a jugarnos malas pasadas. Menos mal que yo sé que con vosotras a eso no hay lugar.
Besos pendientes de encuentros más duraderos.
Anónimo huellista. Me gustaría agradecerte especialmente ese acróstico tan bonito y emotivo. Todo un estímulo para mí. Que pueda seguir dándote el testimonio de mi empeño.
Gracias de corazón por tu cálida acogida.
Piedad, muchas gracias. Sé que te alegras de corazón por todos mis logros. Espero que puedas leer pronto mi libro y que te guste.
Bueno, ahí seguimos.
Cuídate.
¡Qué va! Tengo que correr más, si quiero llegar a tiempo a la "operación bikini". :D
Yo creo que el destino estaba de vuestra parte y pese a las zancadillas no llegasteis a caer. La verdad es que la fe mueve montañas y que Ana "trotara" confiada, y que pese a todo no dejarais de creer en ningún momento, hizo que al final los actos, fueran un éxito.
Mi enhorabuena.
Montse, qué razón tienes. Mi fe es luz y guía que me ayuda a alcanzar tantas metas.
Esa es la clave además de la ayuda de tantas buenas gentes como Ana o rosa que hacen posible el milagro de que yo siga siempre adelante recorriendo caminos.
Besos cariñosos.
Publicar un comentario