Buenas tardes:
Comparto hoy una reflexión literaria en torno a ese número
13 con todo su significado.
Que os ayude a soñar porque, al fin y al cabo, un sueño es
lo que he esvcrito.
13, rue del Percebe:
aquél era el alojamiento en que los héroes de mi infancia, a través del TBO,
hacían soportable la marginalidad a la que los chicos de mi edad me tenían
sometido, excluyéndome de sus juegos y aventuras.
Si ellos emulaban a indios y vaqueros, yo me divertía con surrealistas
hazañas de grandes viñetas: Sir Tim o’Teo, las hermanas Gilda, Anacleto agente
secreto. Y no digamos ya Mortadelo y Filemón o Pepe Gotera y Otilio.
El colorido de los dibujos y las historias que
protagonizaban eran únicas. No he podido olvidarlas, pese a los años
transcurridos y que ya no pueda verlas.
¿Cómo entonces me va a parecer el 13 un número maldito?
El 13, con sus rimas fáciles, con sus supersticiones. Me
apunto al 13, por qué no he de hacerlo.
El 13, un año de ilusión, el 13 en que superé una intervención
quirúrgica sin tropiezos y, en fin, el 13 en que volví a ganar un premio por
uno de mis relatos.
13 historias, 13 viajes, 13 dulces únicos. ¿Por qué no?
13 amigas. Ja, dirá a la que le toca serlo que se la denomine
la 12 más 1. No, no; nada de alargar las cosas. Mi amiga número 13, ¿cuál será?
No lo sé, sé que ya superé ese número y no tengo ni idea de cuál sería su
nombre. ¿Por qué iba a saberlo si lo que importa es su amistad?
Sí, aquel 13, rue del Percebe hoy se ha transformado en
13 grandes hoteles, de esos con
Historia. 13 lujosos enclaves a los que dirigirme y tomar el té en ellos,
emulando a los héroes, ésta vez de verdad, que en ellos se hospedaron. Un
Ernest Heminway, una Agatha Christie, una Mata Hari, un wiston Churchill, una
Marilyn Monroe, un Luciano Pavarotti, un Santiago Ramón y Cajal, un Miguel
Hernández, un Washingtoon Irving, un Jon Ford, un Aristóteles Onassis, una
Marlene Dietrich y un Scot Fitzgerald.
Hoteles con sus salones alfombrados, con su piano bar, con
su Historia y sus historias de amores, intrigas, espionaje y conjuras.
Esos 13 hoteles, hijos del 13, rue del Percebe de mi
infancia.
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