Buena noche de jueves.
Recién aterrizado de mi último viaje, esta vez, a tierras
suecas, comparto mi esbozo poético de esta semana.
Con cariño.
Si yo pudiera
En la noche eterna de mis ojos ciegos
Se pierde la esperanza, errante sin rumbo hasta el fin de
los tiempos.
Te acariciaría sin medida ni fin. Tu piel, mi único camino.
Rabia siento al no ver
Pero más siento, de ti, no ser.
En el laberinto de mi infinita soledad
Se extravían mis sueños, inviables por siempre jamás.
Me fundiría en tus besos. tus labios, mi íntimo destino.
La angustia se aupó en mi alma
Cuanto de mí, huyó la espuma de tu calma.
En el barranco negro de mi grisácea rutina
hundo la alegría, engullida por el monstruo de la
melancolía.
Se arrodillaría ante ti el cielo. Tus dedos, pinceles de mi éxtasis
paulatino.
El odio me canta con voz de sirena
Para que le siga y
mate, mate al bordador de tu melena.
En el espinoso reino de las zarzas y la maleza
Se lacera mi corazón con las afiladas púas de los celos y la
congoja.
Le pediría a Dios un
milagro. Tu risa, óptimo bálsamo para mi desaliento matutino.
Pena sufro, por la belleza, no poder contemplar
Sabiendo que tú, la más bella siempre serás.
Ay, mujer adorada mía, si yo pudiera…
Te acariciaría sin medida ni fin. Tu piel, mi único camino;
me fundiría en tus besos. tus labios, mi íntimo destino;
se arrodillaría ante ti el cielo. Tus dedos, pinceles de mi
éxtasis paulatino;
le pediría a Dios un milagro. Tu risa, óptimo bálsamo para
mi desaliento matutino.
Sí, ay, si yo pudiera, por siempre mi vida entera te diera.
Ojos ciegos, malditos seáis por, a ella, no poder ver;
Laberinto infinito, que Ariadna te destruya por, de ella, yo
no poder ser;
Barranco negro de mi soledad, que las aguas te arrasen por,
en sus brazos, no poderme mecer;
Espinoso reino de maleza y zarzas, que nunca fértil seas al
hurtarme, de ella, su querer.
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