La odisea de comprar billetes de Alsa en la estación de
autobuses de Avenida de América-Madrid
Así es, otra odisea más. A uno le da por viajar de acá para
allá y ahora le ha dado por el autobús.
¿Sacarlos a través de la web de Alsa? No tengo ni idea de si
será accesible o de manejarla.
¿A través de las máquinas de venta automática de billetes
que hay en la estación? Tampoco son accesibles por voz y, si quiero pagar a
través de tarjeta… me arriesgo a que algún largo de vista se quede con mi
clave.
Así que no hay más remedio que recurrir a las taquillas.
Sal del Metro, busca las escaleras mecánicas _dos tramos_ y
llega a la taquilla. Un pedazo de lío.
Preguntas aquí y allá y al final te ayuda un señor. Muy
amable, pero más pesado si cabe. Cuando nada más pegársete te pregunta acerca
de qué te sucede en los ojitos… ya la cosa mosquea. Sobre todo por el tono
evangélico que le pone.
Que no digo que el buen señor Ubaldo, de nacionalidad
colombiana, como bien se ha encargado de decirme, no se haya portado bien con
este cieguito tuyo, pero que la clase de seudoteología milagrera me ha
sobrepasado.
Bien sabes que soy creyente católico, pero de ahí a caer en
los excesos me quedo atrás.
En fin, el buen señor me pone en la fila, le digo que hay
que sacar numerito y esperar turno. Que no quiero entretenerle ni hacerle
perder el tiempo. Parece que su tiempo se basaba en la charla que me estaba
dando, lo cual después de más de 12 kms. De caminata a pleno sol como
entrenamiento para el Camino de Santiago, me estaba saturando en exceso, así
que le he pedido por favor que dejase la historia bíblica para otra persona,
que yo ya la conozco.
Y, mientras tanto, sonando un bonito timbre que anuncia en
la correspondiente pantalla el nuevo turno. Sería manejable el tema si sólo
hubiera números para un turno, pero es que los hay para tres. Con lo cual, uno
no sabe si le toca al de la letra A, al de la B (mi caso) o al de la C.
Al final otro señor, he aprovechado que se había ido Ubaldo
a mirar qué billetes compraba en máquina para él, me ha conseguido colar, tras
tres cuartos de hora de aguantar a pie derecho el soniquete evangelizador, los
pitiditos del timbre y el cansancio de mis pobres pies.
¿Creerás que sirvió de algo que en su día pusiese una bonita
reclamación _otra más_ a los señores de Alsa para que adaptaran el dichoso
sistema de turnos mediante voz para personas con baja visión (ciegos, ancianos,
despistados, etc)? Ja ja ja.
Si aún estuviera en la pastelería y la guapa dependienta
fuese cantando nombre de bizcochos, bombones y demás… a juego con ella, me
conformaba. Pero me indigna esto de las máquinas de turno sin adaptar,
pudiéndose hacer. Pasa en Correos, en la estación y más y más.
Búscala, saca el tícket, pregunta a alguien que te diga cuál
te ha tocado y espera con la incertidumbre de cuándo te tocará o si, encima,
por cegato, se te pasará. Ah, y luego busca la ventanilla correspondiente… que
esa es otra.
En fin. Lo he conseguido aunque por un pelo la taquillera no
me vende billete de autobús que pasa por los pueblos, en vez de llevarme
directo a Soria. Menos mal que me ha parecido demasiado barato y he preguntado.
Que si no, me veo recorriendo la Alcarria, sin miel ni da ni regalá y media
provincia de Soria como propina.
Otra vez más… ¡vivir para ver!
Buena noche.
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