Por fin, tras una intensa semana que me ha impedido escribir,
me quito el gusanillo y comparto contigo un nuevo poema.
Un poema primaveral que rinde homenaje a una primavera que
hoy termina, una primavera de clima variable pero de intensos momentos.
Que te resulte grato. Que te sea evocador.
Con cariño y gratitud.
Palabras
Zambullirme en el estanque de tu cuerpo querría
Y perderme entre los nenúfares de tu orilla.
Palabras prohibidas.
Saciarme con el jugo de tus frutas
Y hartarme de tus prístinas gotas.
Saborear la pulpa de tus fresas
Y colmar mi boca de sorpresas.
Palabras inquietas.
Oler el néctar de tus pétalos
Y libarlo hasta no dejar nada de ellos.
Tocar acordes de melodía sin fin
En tu melena de querubín.
Palabras traviesas.
Ver en tus ojos la belleza
Y olvidar mi ciega certeza.
Explorador de piel aspiro a ser
Para tu espalda recorrer.
Palabras juguetonas.
Arqueólogo de pliegues,
Conquistador de tus dones.
Un sueño tengo:
A ti poseerte.
Palabras vedadas.
Esa sería mi mejor suerte,
Y abrazarte contento.
Tu placer, mi búsqueda.
Tu goce mi deuda.
Palabras insinuadas.
Tus susurros, mi melodía.
Tus gustos, mi ambrosía.
Un volcán de ardiente lava,
Un mar de espuma blanca.
Un bosque de frondosa floresta,
Una brava catarata.
Estos son los parajes
A los que canto mis pasiones.
¿Tú conmigo descubrirlos quieres?
Palabras que no son palabras, sino auténticas verdades.
2 comentarios:
La primavera la sangre altera, menos mal que se acaba ya.
No hay palabras prohibidas que valgan
cuando se habla de sentimientos y verdades,
verdades profundas del alma…
de esa alma que no juzga porque sabe.
Los deseos nos hacen lo que somos.
Fuimos deseo primigenio en dos amantes.
Los deseos nos ayudan en la vida:
a avanzar, a luchar… fuerza implacable.
Soñadores en un mundo empobrecido
por la falta de ilusión de sus gentes,
que viven, sin ilusión, vidas vacías,
sin motivación ni deseos que los llenen.
Conquistados, vivimos conquistando
con palabras de entusiasmo y fantasía.
Conquistando, vivimos conquistados
por palabras que rozan la ambrosía.
No quiero despertar jamás del mundo
de palabras vedadas y prohibidas,
de aquellas que nos enseñaron nuestros nombres,
de las más inmaculadas y sencillas.
Con cariño sincero.
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