Dedico el cuento de hoy a un amigo especial. Para que sus
regresos no se le hagan demasiado insoportables.
Que estéis bien y el frío no hiele vuestras almas caldeadas
por la pasión y la ilusión.
Con cariño, como siempre.
Si supiera cómo hacerlo, escribiría lo que hoy siento. Si
fuera capaz, traduciría en palabras mi emoción.
Mañana viajaré, por primera vez, para pasar el fin de semana con mi chica. Qué
ilusión, poder decir eso de “mi chica”. Tantas veces escuchando esa expresión y
ahora soy yo quien puede decirla. Ahora entiendo eso de que hay mariposas que
anidan en el estómago. Yo no sé si son mariposas o son gusanos de seda, si
galgos o podencos, lo que sí sé es que tengo el cuerpo alborotado.
¿Qué meteré en la mochila? ¿Qué llevarle de regalo? Me ha
dicho que iremos a pasear, a tomar algo en su bar favorito y que me enseñará sitios
típicos de su ciudad.
Está bien, estoy nervioso así que lo que ella quiera. El
caso es compartir el tiempo con ella, ojalá que sin distracciones ni enredos.
Ay, esta camisa, no; que se arruga mucho. Este pantalón tampoco,
que es demasiado fino. ¿Hará falta chubasquero? No sé, no sé.
Qué largo se me va a hacer el viaje en autocar. Otros viajes
no pasaba nada porque tuviese que pegarme horas sentado para llegar a destino.
Pero, esta vez…
-Buenas tardes, señorita; quiero un billete ida y vuelta
para B.
-Disculpe, caballero. Las carreteras están cortadas, se han
suspendido los viajes hasta nuevo aviso.
-¡No puede ser! ¿Y ahora qué hago yo?
-Estamos todos igual. Vaya rollo esto de la nieve. Qué país.
Caen cuatro copos y se monta la mundial.
Maldita sea, si tuviera un helicóptero, si fuese piloto de
avión… ¿piloto tú? Si eres más ciego que ciego, ¿dónde vas?
¿Qué hacer? ¿Irme
para casa cacareando y sin plumas?
-¿Le serviría…?
-¿Qué?
-Que si le serviría mi escoba para viajar.
-¿Su escoba? Pues para eso me sirvo de mi bastón blanco que,
encima, hace juego con la nieve que
dicen está cayendo. Yo qué sé.
-Ande, ande…
-No, si lo que necesito es volar más que andar.
-Ande, súbase conmigo, acomódese que nos vamos para allá. No
le iba yo a dejar compuesto y sin encuentro, que para eso soy su hada.
-¿Mi hada? ¿Cómo qué?
-Sí, Estíbaliz, su hada.
-Ah, pues venga, lléveme cuanto antes. ¿Tengo que hacer
algo?
-No, sólo soñar y dejarse llevar.
Al otro lado, lejos, hay alguien que aguarda una llamada.
Sabe que… ¡su chico! Hoy no vendrá. La telefoneará y le contará sin tiempo ni
prisa. Se dirán lo que habríanse dicho al juntarse, se abrazarán de forma
virtual haciendo que el tiempo se detenga y que el silencio hable de amor,
entrega y gratitud.
-¿Quién es? ¿Quién llama a la puerta?
Reticente, se dirige al recibidor. No espera ya a nadie,
duda en responder, pero como el timbre suena insistente…
-¡Eres tú! ¿Cómo puede ser si las carreteras están cortadas?
Ya de vuelta. El hada me dejó allí, disfrutamos de su magia
y el mundo entero cupo en una habitación.
Sí, ya de vuelta pero sin hada. Los autocares vuelven a
circular. Qué triste regresar, dejar atrás, tener que esperar a otro viernes
lejano, ¡tan lejano! Un instante, un soplo, un chispazo, eso ha sido. Qué
felicidad, qué a gusto he estado. Gracias a que me ha dado por escribir. Qué
bueno es esto: tener una hoja en blanco y llenarla de secretos y poesía, de
eternidad.
Plasmar su expresión emocionada ante mi presencia, enseñarme
su hogar, su universo, prepararme el desayuno, charlar, aprehendernos,,
escuchar música, dejar de lado la lluvia de esa ciudad y cantar con la voz del
alma.
Ya estoy llegando. Al final no ha sido tan malo. Las
carreteras están ya despejadas. Y mi hada, ¿dónde estará? ¿Se habrá quedado…?
-Hijo, qué bien que has vuelto. Mira que irte… Vamos para
casa, que te tengo preparado un caldo bien caliente y mañana a trabajar. ¿Has
estado bien, hijo?
-Sí, mamá. Soy feliz. Estoy bien.
Y sin que ni madre ni hijo puedan saberlo, alguien, montada
en una escoba, les observa y sonríe.
Ah, los humanos… se dice, risueña, si no fuera por nosotras…
4 comentarios:
Pero cómo me gusta lo bien que se explica este hombre, jeje. Alberto, que me encanta, que es precioso jugar con la ilusión y la fantasía, que es la mejor forma de sobrevivir en este mundo aparte de lo que tú y yo ya sabemos, refugiémonos de nuevo en ese cálido mundo, súbete a mi escoba, sube conmigo y volemos, te prometo que el batacazo, de haberlo, será liviano, verás.
Un abrazo emocionado por la intensidad de tu relato.
Rosa, ¿qué es eso que tú y yo ya sabemos? jejejejejejejej.
Me alegra mucho que te haya emocionado con este relato hecho y creado especialmente desde el corazón para un gran amigo.
¿No crees que de subirme a tu escoba ésta se vendrá a pique? Mira que soy mu pesao aunque sí, si hay batacazo ya me agarraré a... ¿una melena de salvación? ¿un clavo rosado ardiendo?
Bueno, gracias siempre por tu afecto y atenciones.
Besos viajeros.
Alberto, que lo que tú y yo sabemos es aquello que hemos repetido tantas veces: que no nos falte el humor ni el amor, ¿recuerdas? Je, je, pero sólo saber que te he tenido parte del día cavilando ya me divierte, procuraré poner a prueba tu memoria más a menudo, a ver qué pasa... jejeje.
Oye, y si te tienes que agarrar a algo, que sea a la escoba, que no sabes la poca gracia que hace un buen tirón de pelo... pero, bueno, lo que tú prefieras.
Un abrazo viajero en escoba hechizada con polvo de estrellas, ji,ji,ji...
Rosa, es bueno que alguien como tú me estimule, estimule mi memoria y lo demás, claro. Ya me agarraré luego a lo que pueda, sean pelos o sea lo que sea.
Ale, que nos agarremos fuerte a la creatividad, al humor y al amor.
Besitos.
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