Una vez más comparto mi pasión por este tema, mi firme
convicción de que es justo y necesario el que así sea, el practicar con el ejemplo.
El sábado tuve ocasión de intentar ser testimonio de fe, luz
y esperanza. Un grupo de unas 40 personas quisieron regalarme la ocasión. Se
trataba de mostrar cómo la fe me ha ayudado a afrontar la ceguera, ser ejemplo
de que se puede y merece la pena sentirse bien. Tuve la sensación de que mis
palabras, surgidas del alma, calaban en los oyentes. Claro, no caeré en la
ingenuidad de que con ellas se descubriera el mundo, pero sí espero que en algo
ayudase. Durante una hora compartimos experiencias y anécdotas de realidad. Se
me preguntó, entre otras cosas, acerca de cuál sería mi mayor ilusión y cuál mi
esperanza. ¿Mi respuesta? Me ilusiona creer que algo de lo que yo pueda hacer (siempre
menos de lo que quisiera)) sirve de ayuda a alguien que se siente mal, que soy
luz en forma de sonrisa o ejemplo. Y mi esperanza es creer que aún podemos
hacer de este mundo un hogar más cálido donde habitar, que hay muchos motivos para
ser optimista, pese a todo porque mucha gente está apostando por compartir lo
que tiene y entregarse a los demás. Yo conozco bien pruebas muy tangibles de
este hecho. sin ir más lejos, Diego me lo acaba de demostrar, otra vez más,
ofreciéndose para ser mis ojos y poder, con ello, cumplir uno de mis sueños (alguna
vez ya lo dije): visitar la Feria Internacional del Turismo, Fitur.
Me sentí muy cómodo y
a gusto, rodeado de gente amiga y sabiéndome admirado. Fue fantástico.
El lunes, y ayer martes, de igual forma, practiqué eso de
vivir la discapacidad enseñando algo de este mundo diferente. Primero, de la
mano de Ignacio Luccini, en el Colegio de Arquitectos, leyendo en braille y
compartiendo esa ya conocida máxima de que la accesibilidad es para todos, Fue
un acto bonito en el que los chavales inscritos, junto con sus padres, tuvieron
ocasión de ponerse en la piel de los distintos tipos de discapacidad. Seguro
que algo aprendieron. Me llegó especialmente la actitud de una niña, la última
que se nos acercó, que al decirle que sí, que era ciego, dijo, con alma de
ángel: “pobrecito” y que hasta que no entendió el mecanismo del braille no se
fue, mostrándose perseverante y entregada.
Y el martes, otra vez más, en la Fundación Juan March,
volviendo a disfrutar, como nunca, de otra conferencia en el marco del ciclo sobre
las ciudades antiguas del Mediterráneo. En este caso, con Alejandría como
protagonista y con la magistral intervención del ponente, José Ramón
Pérez-Accino. Qué gozada escucharle. Y yo, cómo no, al final teniendo la suerte
de felicitarle, bastón en ristre, y mostrando que yo también estaba allí, queriendo
enriquecerme y participar, demostrando que es posible hacerlo sin otras armas
que la voluntad y, claro, el empuje de… jejejje, mi amiga Elena, mi amiga
Nuria, mi amigo Miguel o mi amigo José Mari u otros tantos amigos/as.
Por cierto, pego a
continuación, enlace donde podréis escuchar las conferencias ya celebradas del
ciclo. Son muy recomendables, os lo aseguro.
Que lo disfrutéis tanto como yo lo hago cuando estoy allí,
envidiando a esos ponentes que tan bien se explican y tanto saben, fantaseando
con que tal vez yo podría ser uno de ellos.
Estoy convencido, lo creo firmemente, la forma de dar luz en
medio de esta oscura crisis que muchos viven es siendo testimonio, viviendo la
discapacidad como ejemplo de oportunidad y esperanza.
Os animo a que vosotros también lo hagáis porque todos
tenemos algo que compartir para entregarlo a personas más necesitadas que
nosotros.
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo, Alberto. Que tienes razón: que eres luz para muchos, que tienes una voluntad y una generosidad envidiables, y que tu ejemplo ayuda a reflexionar y a hacer ese cambio de conciencia que tú y yo tan bien conocemos por el quebradero de cabeza que nos ha dado en forma de artículo, je, je. Alberto, que eres un tío grande, o un grande tío, en este caso, lo mismo da. Y que sigas en la misma línea muchos años, ayudando y motivando que eso, aunque se te antoje poco, es algo muy valioso.
Un abrazo agradecido.
Rosa, ojalá que así sea, que tengas razón y sea luz para muchos y pueda serlo durante muchos años.
Lo de tío grande, no lo creas, que sólo mido 1.72 cm de altura. Si acaso, di mejor, un tío gordo... jejejej.
Ahí estamos para lo que pueda ayudar y aportar.
Besitos de luz febreruela.
Alberto, Alberto, confórmate que ya eres más alto que yo por unos centímetros... bueno, bueno, te lo dejo en intriga, a ver si aciertas cuánto mido, je, je, je... pero si no aciertas, tranquilo, que ya sabes que dicen por ahí que el tamaño no importa... Y sobre lo de gordo, decía mi abuela que la carne sobre el hueso reluce como un espejo... je, je, suena bastante atractivo, sobre todo para un perro. Pues nada, que tenía ganas de pasar a saludarte. ¿Sabes ya cómo son las sirenas? ¿Te has encontrado con alguna? Ya me cuentas algo, simpático.
Un abrazo en toda su longitud.
Rosa, pongamos que mides... ¿20 cms.? ¿110? ¿60? ¿90? jejejejejje.
No me hables a mí de espejos que cuando me miro en ellos no me veo y pienso que soy el diablo o un fantasma, quita quita quita.
Y en cuanto a las sirenas, no; aún no tengo idea de cómo sonb. Al final me tendré que apañar con una lámina en relieve o una figura de escayola de ésas que se ponen encima de la tele. Aunque ahora como las teles son de pantalla plana, no sé yo dónde se apoyarán.
En fin, vivir para ver, simpática abrazadera en longitud y latitud, jejejej.
Cuídate y que te ayude a sonreír.
Besitos.
Saludos Alberto. Te escribo para felicitarte por tu maravilloso blog. Te encontre porque actualmente estoy en la busqueda de testimonios de personas que gracias a sus discapacidad han logrado salir adelante y crecer como seres humanos. Hoy en dia me encuentro estudiando terapia ocupacional y estoy muy contenta, al haber conseguido estos fabulosos escritos. Ya que con tu permiso. Este testimonio lo compartire con muchisimos jovenes... que al igual que yo, se estan formando como profesionales de salud. Sigue brillando y inspirando vidas. Hoy, lo haz hecho con la mia. Saludos desde Venezuela.
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