Porque sé que te alegras con mis experiencias y emociones,
te cuento las andanzas de hoy, vividas por mí.
Conoces bien mi deseo por gozar de oportunidades para llevar
a cabo actividades culturales y de enriquecimiento personal, al mismo nivel que
quien no padece mi discapacidad. Pues bien, hoy he disfrutado de dos de éstas:
Ayer, en el club de lectura al que asisto, de forma
inclusiva, en la sede de Casa del Libro, se acordó que el próximo libro a
comentar sería “Testigo invisible” de Carmen Posadas que hoy ha salido a la
venta. Yo pensé: “bah, hasta que lo pueda leer de forma accesible… para rato
hay. Tendré que asistir de oyente.” Sea como fuere lo haré teniendo en cuenta
que se contará con la presencia de la autora que, por cierto, me gusta mucho
como escritora y me interesa como personaje. Me dije que, aprovecharía para
hacerle entrega de uno de sus libros adaptado en braille. Pues bien, esta
tarde, me ha dado por cacharrear en el Iphone por si estaba disponible. Cuál no
ha sido mi sorpresa que sí, que por poco más de 10€ podía descargarlo y leerlo
con la voz sintética del teléfono pero leerlo, al fin y al cabo. Eso es
integración, qué guay. Que vale, que lo suyo sería que saliera también en
formato audio, leído con voz humana, pero ya se sabe: “a falta de pan, buenas
son tortas”.
Y mi segunda andanza zascandilera ha consistido en asistir a
una conferencia en la Fundación Juan March, cuyo tema ha versado sobre los
primeros asentamientos urbanos de la humanidad hasta Babilonia. Se enmarca en
un ciclo sobre las ciudades del Mediterráneo. ¿Qué quieres? Escuchar al
arqueólogo conferenciante me ha trasladado, emocionado, a mis tiempos de 1º de
carrera, a mis sueños. Miquel Molist, el ponente, ha estado muy bien, muy
divulgativo y ameno. En poco más de una
hora ha trazado una panorámica de 9000 años, ahí es nada. Tanto así que
la nutrida concurrencia asistente ha salido muy satisfecha.
Y como siempre, a mi lado, ha estado mi amiga Elena, siempre
cómplice de estas aventuras y retos, qué mejor compañía.
En fin, que el frío del clima invernal madrileño se ha
tornado en calor de mi alma emocionada.
2 comentarios:
Alberto, cuántas sorpresas nos depara a veces el día a día, no dirás que no; claro, no todos los días son fiesta ni días de guardar, pero las sorpresas, como el perfume, a veces nos llegan en concentradas dosis que resultan muy reconfortantes...
Un abrazo siempre sincero y agradecido.
Rosa, ésa es la gracia de la ilusión: no saber qué te vas a encontrar al día siguiente y, por eso, hay que estar alerta y bien dispuesto a disfrutar de esas pequeñas sorpresas que acaban siendo la pimienta que hace sabroso el mejor de los guisos.
Puede parecer que yo diga que me emociono con una conferencia sobre arqueología o con que pueda comprar un libro electrónico, pero... ya ves. Me encantó.
Lo mismo que me encanta e ilusiona cualquier pequeño detalle en forma de sorpresa regalada desde el corazón.
Besitos ilusionados de emoción.
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