Madrid, 5 de enero de 2016
Apreciados Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar:
Fiel a mi costumbre, como cada año, mientras vosotros andáis
atareados recorriendo calles y plazas de pueblos y ciudades, yo os escribo
porque ésta es mi manera de homenajearos y haceros saber que sigo creyendo en
los símbolos que vosotros representáis: el oro esplendoroso de la luz, el
incienso oloroso del misterio y la mirra exótica de la fantasía.
Sé que aunque quisieran cambiaros o, incluso, que
desaparecierais, no dejaréis de acudir puntuales a vuestra cita con la ilusión.
Qué más da la apariencia con que os pinten o que os quieran utilizar, lo
importante es que siempre permaneceréis eternos en los corazones de quienes
creemos en lo que representáis.
Me fue bien 2015 y estoy seguro de que vosotros tuvisteis
algo que ver en que así fuera y, por eso, quiero agradecéroslo.
Y para 2016 os seguiré pidiendo lo mismo de siempre. Ya se
sabe lo pesado que es el Albertito. Querré que me traigáis oportunidades para
emocionar y alegrar, retos para superarme y aportar algo de mi pobre saber, y
momentos para hacer de la Vida algo auténtico y mágico.
Publicaré mi tercer libro ojalá que con mejores resultados
que el segundo, viajaré, quién sabe dónde pero con mis lazarillos y madrinas,
asistiré a eventos culturales para luego compartir la emoción del Arte en
cualquiera de sus manifestaciones y saborearé los manjares que se pongan en la
mesa de la amistad para regarlos con el vino de la alegría y brindar, con
brindis que suenen, por nosotros y por la pasión.
Os pido que regaléis paciencia y suerte a quienes me quieren
y leen y siguen y se crucen conmigo porque lo merecen, por su fidelidad y
comprensión hacia mí y mis historias.
Os pido fuerza para no flaquear en el camino, un camino que
por cierto me gustaría recorrer a pie como peregrino en pos de la Virgen de los
Milagros de Ágreda porque alguien me habrá dejado que tome su brazo para llegar
hasta esa meta como a tantas otras metas que he ido alcanzando a lo largo de
los años.
Os pido, jejejejje, os pido unas fruslerías de nada… un megayate
para surcar el mar de la fantasía, un superchalet en el bosque tupido de la
imaginación, una vuelta al Universo de la creatividad, un traje de última moda
para vestirme de payaso y unas botas de siete leguas para llegar al hogar de la
solidaridad. Nada, poca cosa. Jejejejjeje.
Os pido, sí, os pido que lo negativo sea una oportunidad de
ser mejor, que no olvide perdonar y que sepa valorar la buena intención.
No pido alabanzas si no sonrisas; regalos si no sembrar emociones;
premios si no instantes de ilusión para ellos o ellas.
Queridos Reyes Magos ya me despido y lo hago de corazón, con
el deseo de volver a escribiros al año que viene con la misma pasión que me
ayuda a ver la Vida en colores brillantes y luminosos, en vez de hacerlo con los
emborronados manchones de la oscuridad y la ceguera.
Los pequeños gestos son como las semillas: bien cuidados
acaban dando el mejor de los frutos.
Vale
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