Con la inspiración que da la noche de este agosto viajero,
musa de mariposa volandera, te regalo un nuevo esbozo de poema.
Provocación de hechicera
Saliste a mi encuentro con voz de sirena.
Susurrante, gorjeaste la más melodiosa canción.
¿Qué dijiste? No te puedo oír.
Arrojaste palabras de goce y perversión.
Insinuante, pusiste en marcha el más arrebatador de los
poemas.
Paseas, desnuda, tu cuerpo de miel a lomos de confitado
alazán.
Arrojas tus redes con miradas de `ppícara bandolera.
Bien lo sabes. Mis ojos estériles no te pueden ver.
Incitas a que todos se extasíen entre las lianas de tu turgente
enredadera.
Exhibes, tentadora, la coctelera de tus curvas que,
frenéticas, danzan y danzan.
Cubrirás tus labios del mejor carmín: húmeda saliva sin fin.
Bañarás tu sedosa piel con espuma de quereres.
Mis manos las perdí. No te pueden tocar.
Te ofrecerás para ser acariciada por villanos y héroes.
Rendirás tu fortaleza a dedos juguetones de querubín.
Inventaste el más fragante de los aromas: primitiva esencia
de caramelo.
Supiste cómo oler a orquídea y jazmín, a bambú y rosa.
Sin olfato me quedé. No puedo tus rincones oler.
Emanaste, sexo devorador, perfumes de núbil decorosa.
Pulverizaste gotas de magnífico deleite, sin tasa ni rubor,
por las veredas de tu pelo.
Untas tus encantos con espeso jugo.
Impregnas tus poros de deliciosa crema de relleno.
La lengua me cortaron. No tengo paladar.
Quieres que lamer, te laman sin descanso ni freno.
Deseas que una boca sea tu ardiente verdugo.
Te cruzarás en mi camino con visos de aparecida.
Encadenarás mi destino con grilletes de orate.
El sentido común extravié. No tengo sentidos para sentir.
Lucharás para que, oh ilusión, se repare semejante dislate.
Abrazarás para así quebrar el hechizo de mi alma eternamente dormida.
Que oiga y vea y toque,
que huela y saboree y sienta.
Que con tu amor de alma inquieta,
mi camino recorrido en soledad será siempre lo único que
busque.
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