Si hace hoy justo una semana os hablaba de sorpresas alegres
y profundas emociones, permitidme que hoy comparta mi satisfacción sincera por los
encuentros con que he disfrutado este 16 de febrero, , siendo objeto del regalo
de la acogida y la admiración, del cariño y del estímulo.
Por la mañana, con Goyo, experto en Comunicación y líder de
proyectos como la Fundación Cuentasueños, en un foro en torno a la integración
laboral de las personas con discapacidad en la feria Interdidáctic de la mano
de PAU Education y esta tarde con Paco y Marian en una eucaristía diferente,
llena de interactividad entre el sacerdote y los feligreses, con cánticos y
cercanía en la iglesia de San Viator.
Estar en el foro y escuchar que alguien dice: “aunque ellos
no me ven, soy buen amigo suyo, soy Goyo”. ¡Qué leches! Es lo primero que se me
ha ocurrido. Tiene narices, venir hasta IFEMA, con el mogollón de gente que hay
y lo lejos que está, y que me conozcan. ¡Qué cosas! Con él y con otras personas
más del mundo de la empresa y la educación hemos compartido opiniones y
realidades de este problema. La conclusión general es que el desconocimiento
equivale al rechazo y que lo verdaderamente difícil es iniciar el camino. Todos
tenemos alguna discapacidad / límite, habría que plantearse cuál es para poner
soluciones y diseñar para todos.
Con Paco, excelente amigo pero mejor persona, voluntario de
BBVA (cómo no) y socio de mi querida Fundación Alaine, me dijo hace unos días
que si me apetecía asistir a una misa con jóvenes, que el sacerdote además
tenía gran interés en conocerme. Le dije que sí, claro. Además, me indicó que
iría acompañado de su profesora de baile. “Ah, fenomenal, muy bien. Así la
conozco.” Poco podía imaginar que es una de mis fans, a la que semanalmente
envío mis cuentos y demás andanzas, que era Marian la aludida. Me he alegrado
un montón, pues hasta esta tarde no tenía ni idea de cómo era, qué voz tenía o
quién sería.
La misa ha sido todo un descubrimiento cargado de emotividad
y entrega de los asistentes, con peticiones de niños (Señor, que en el partido
de baloncesto de mañana haya paz, Señor, que aprobemos los exámenes de la semana
que viene…). Se ha hablado de huellas y de luz, ¿cómo no sentirme identificado?
Me ha hecho gracia que esa clásica cantinela mía, ese título de mi humilde
librillo hablara de lo mismo que estaba hablando el sacerdote, él que entonces
aún desconocía semejante coincidencia. Nos hemos tomado las manos en el rezo
del Padrenuestro y, al final, se han dado las gracias por parte de chicos y
chicas. Bueno, a mí también me ha sido dado darlas también, dárselas a Paco
porque si el regalo tiene la categoría de quien lo hace no podía ser pequeño lo
que él había querido obsequiarme esta tarde de sábado. Muy al contrario, ha
sido un regalo fantástico porque él es fantástico.
He recibido la ceniza del Miércoles de Ceniza, tantos años
sin hacerlo. Me he emocionado al ir por ella, atravesar el pasillo de la
iglesia, escuchar el coro de chicos y chicas, con sus voces dulces, cantar mientras yo iba, con la mirada al
frente, viendo a mis seres queridos, pidiendo por ellos, dedicándoles mi
entrega y logros, ayudado de Marian,
¡bonito brazo el suyo, sí sí! Jejejeje.
Ya supondréis, con lo que es uno, que no he dudado en
ofrecerme para aportar mi testimonio de fe y superación, de luz. Ya me he
ilusionado con participar en otra oportunidad de dejar mi corazón y mi alma en
el mensaje que, ojalá un día cercano, pueda transmitir a los chavales de ese
colegio. Será otro gran momento para mí, otra meta alcanzada en plenitud: ser
ejemplo, sembrar esperanza y compartir caminos recorridos en pos de la
felicidad.
Porque ya sabéis… “Se puede, merece la pena intentarlo. Hay
futuro. Siempre adelante” “Qué pesao, este Albertito _diréis_, siempre con su
mismo rollo”. Jejejej.
4 comentarios:
¿Pesao tú, Alberto? ¿Por llevar por bandera, por donde quiera que vayas, ese mensaje de esperanza, ilusión y paz? De eso nada, que ya sabes que no es así.
Por cierto, ¿cuánto pesas? jejeje. Tal vez no sea muy correcto publicar datos como ése por aquí, pero es que es para hacer un cálculo de cuánto valdría tu peso en oro. ¡Con lo que bien pagao que está el gramo ahora, Alberto!
Ah, y me tienes que explicar el adjetivo ese tuyo de ayer, que me tienes con la incógnita que no vivo, jejeje.
Un saludo y me alegro que te rodees de personas tan humanas.
Rosaaa, me alegra provocarte intrigas, jejejjeej. Cacharrero de persona que practica el arte de cacharrear, versus manejar aparatos y programas varios. Vamos que a zascandil, añádele este otro y vamos complentando el puzle de mis manías.
En cuanto a lo del peso, ya sabes lo que hacían los antiguos con la pluma y la balanza de la justicia, por cierto, tenida a ésta por ciega. Ahora que lo pienso... entre el amor y la justicia, se supone que ambos ciegos, estamos apañaos. Así nos va a los cieguitos mortales. jejejej.
Prefiero que midas el peso de tu melena para saber cuánto valdría su peso en oro, que bien que lo vale sobre todo por ser abrigo de tu brillante y gentil cabeza con su inteligencia, sus ojos que miran, su nariz que huele y su boca que sonríe.
ale, cuídate y que se dé bien el miércoles.
Besos de luz capilar.
jajajaja, Alberto, tú ya eres para mí toda una incógnita, que no sé cómo rindes tanto, que no me explico cómo te da tiempo de viajar, asistir a tantos eventos y encima escribir súper relatos. A tu lado lo del triángulo de las Bermudas se queda en nada.
No me gustar colgar etiquetas, pero si hay que ponerte alguna yo me quedo con aquello de Alberto el incombustible, porque, aunque esta palabra no suene muy bien, encierra mucho, oye.
Ya sé cuánto pesas, Alberto, pero como no tienes precio, para qué vamos a calcular tu peso en oro.
Y sobre mi melena... ¿no me la cortaría yo si tú te quedaras en tu peso ideal? Jejeje, ahí dejo eso, a ver qué pasa.
Besos con sabor a reto.
Rosaaaaa, aaaahhh. No quiero que tu gente se quede sin poder contemplar la belleza de tu melena, así que mejor me rindo a tu reto. Ay ay ay, mi peso ideal, ¿cuál será? ¿Cuánto pesa un incombustible?
Besitos de guante devuelto.
Buen viernes.
Publicar un comentario