Transcurridos estos días de puente prenavideño en el que he tenido la dicha de estar acompañado, querría expresaros lo que para mí significan esas visitas: acoger a gente que estimo, desvivirme, volcarme.
La foto es una imagen de parte del belén que el ayuntamiento quiso ofrecer a sus visitantes. Una foto en la que estoy muy bien acompañado, por cierto.
Cuando personas muy queridas por mí me dicen que si podré acogerles en mi casa siento, a un tiempo, orgullo y preocupación.
Orgullo por poder recibirles y tener la certeza de que me entregaré para que se encuentren como en su casa, con la calidez del hogar.
Y preocupación por si sabré estar a su altura. Cuidar todos los detalles, interesarme porque todo esté a su gusto, mostrarles mmi mundo, cómo me muevo, hacerles de guía, entregarme. No sé.
Y sentir, plenamente, cuando se van, de que lo he conseguido, que una vez más he superado la prueba que me he autoimpuesto. Que todo ha salido bien, pese a mi ceguera, que el tiempo pasado les ha quedado impreso en su memoria y que me manifiestan su gratitud, su admiración.
Esta experiencia, hecha de hospitalidad, es para mí todo un reto que sé, podré superar, y que me proporciona enormes dosis de felicidad porque, bien lo sabéis, compartir momentos y ser el actor de ellos, tiene un enorme valor para mí.
La foto es una imagen de parte del belén que el ayuntamiento quiso ofrecer a sus visitantes. Una foto en la que estoy muy bien acompañado, por cierto.
Cuando personas muy queridas por mí me dicen que si podré acogerles en mi casa siento, a un tiempo, orgullo y preocupación.
Orgullo por poder recibirles y tener la certeza de que me entregaré para que se encuentren como en su casa, con la calidez del hogar.
Y preocupación por si sabré estar a su altura. Cuidar todos los detalles, interesarme porque todo esté a su gusto, mostrarles mmi mundo, cómo me muevo, hacerles de guía, entregarme. No sé.
Y sentir, plenamente, cuando se van, de que lo he conseguido, que una vez más he superado la prueba que me he autoimpuesto. Que todo ha salido bien, pese a mi ceguera, que el tiempo pasado les ha quedado impreso en su memoria y que me manifiestan su gratitud, su admiración.
Esta experiencia, hecha de hospitalidad, es para mí todo un reto que sé, podré superar, y que me proporciona enormes dosis de felicidad porque, bien lo sabéis, compartir momentos y ser el actor de ellos, tiene un enorme valor para mí.
3 comentarios:
Orgullo, sí. Preocupación, ninguna, Albertito, porque eres el anfitrión pluscuamperfecto. Ya sé que dar sólo las gracias a alguien que se entrega con tanto empeño y cariño queda demasiado pobre, de modo que ese agradecimiento irá acompañado de muchas risas y sonrisas, para confirmar la felicidad que eres capaz de dar tan generosamente.
Besósculos mayúsculos! Mua!
Gracias a vosotros por haberos arriesgado a ser envenenados con mis creaciones gastronómicas, jejejejeje.
En serio, gracias por venir.
Besósculos agradecidósculos.
Alberto: me uno al comentario que dejó Mercedes, no tienes por qué preocuparte, las cosas cuando se hacen con el corazón sólo pueden salir de una manera: BIEN. Y quien te visita seguro que sabe captar tu hospitalidad, y todo tu afecto y buenhacer.
Un cordial saludo.
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