Brindar por la vida o seguir siendo niños

Que ayer nuestro consejo de Ministros aprobase el nuevo anteproyecto de ley del aborto me hace escribir aquí para dar mi opinión y apostar por la vida.
Ya supongo que intuiréis por dónde va a ir esa opinión. Sí, es totalmente contraria al aborto. Creo que, hoy día, hay suficientes medios y apoyos como para no quebrar el futuro de una vida humana, ese hermoso regalo que Dios nos da a través de nuestros actos.
Me gustaría que no se banalice o se tome a la ligera una decisión de tamaña magnitud, que no nos dejemos llevar por lo sencillo de “se aborta y ya está. Hasta la próxima.”
Quiero compartir mi visión sobre esos niños que, un día llegarían a ser adultos si hubieran nacido, lo mismo que nosotros.
Y manifiesto mi apuesta por la vida pese a mi discapacidad, y a lo que hemos de luchar cada instante, porque, una vez más, sigue mereciendo la pena.



No deberíamos dejar nunca de ser un poquito niños.
No deberíamos de perder su espontaneidad, su capacidad de sorpresa y sus ilusiones.
No tendríamos que abandonar nunca su creencia en los cuentos, en la magia que encierran sus historias, en esperar a que nos los cuenten los seres que más nos quieren para poder dormir en paz.
No deberíamos olvidar nunca ese afán por formarnos constantemente, absorver cuanto nos rodea, ser receptivos a tantas cosas, personas y experiencias en forma de lecturas, viajes y compartir momentos.
Y no deberíamos perder nunca su fe en el mañana ilusionado, en su creencia en que el mundo puede abarcarse con las manos, unas manos que sepan acariciar, sonreír y buscar.
Por eso, sigamos brindando por la vida, por la magia y por la ilusión.
Siempre adelante con una sonrisa.